Nazaret Yeste Vilchez es terapeuta y coach estratégica en Serveis Atenció Terapèutica en Viladecans, especializada en acompañar a adolescentes y adultos con desajustes emocionales manifestados a través de rabia, tristeza, dolor o placer. Utiliza dos enfoques principales: Terapia Breve Estratégica, que se centra en intervenciones rápidas y efectivas para transformar problemas emocionales en recursos, y Coaching Estratégico, que busca soluciones pragmáticas para establecer objetivos claros y alcanzables mediante planes de acción personalizados.
Principalmente, la Terapia Breve pretende encontrar una solución al problema o desajuste emocional del paciente a través de un recorrido más rápido en consulta, a diferencia de un enfoque tradicional, que en muchas ocasiones se sirve de una retrospectiva y de una orientación hacia el pasado para indagar cómo pudo originarse el desajuste en sí. A su vez, buscamos en una primera sesión todas esas soluciones que no nos están ayudando a avanzar y empezamos a trabajar sobre ellas para, paradójicamente en la mayoría de los casos, convertirlas en herramientas y en motores pragmáticos que pongan al paciente en acción y, con ello, cambien totalmente el prisma del problema.
Empezamos por detectar los síntomas y las soluciones fracasadas que están haciendo que la problemática persista. A continuación, utilizamos la técnica del encuadre, esto es, cambiar el punto de vista del paciente para que entienda su desajuste emocional desde otra perspectiva y, gracias a la creatividad y a las herramientas más personales de cada terapeuta, como por ejemplo el arte de la metáfora terapéutica, ayudarle a contar su propia historia de una manera que rompa sus esquemas. Después, la magia empieza a hacer efecto en forma de técnicas paradójicas, todas aquellas que podría parecer que van a intensificar el problema pero que, ¡voilà!, consiguen remitirlo hasta disolverlo.
Como decíamos, uno de los encantos de la Terapia Breve, y en caso del Coaching Estratégico se repite, es el hecho de centrarnos en el presente y en todo el camino que nos queda por recorrer en lugar de transitar el pasado, lo que inevitablemente activa al paciente, lo pone en acción. A través del coaching, visualizamos los objetivos y el plan de acción que nos llevarán a alcanzarlo, concretamos los pasos a seguir, inyectamos una dosis de motivación a través de recursos y habilidades que no solo ayudarán al paciente o al cliente con la problemática que le ha llevado a pedir ayuda, sino con muchas otras situaciones en su vida. Al final, un proceso de coaching se traduce en regar la semilla de las fortalezas y las capacidades del propio cliente, ya sea en un ambiente laboral o más personal, para llegar a ser el profesional y la persona que sabe que podría llegar a ser.
Es de vital importancia que el paciente sea consciente de que la Terapia Breve es una de las terapias en las que más va a ser preciso que se convierta en parte activa del proceso. El hecho de que se trate de un camino relativamente rápido va totalmente de la mano de la implicación del paciente, que no solo será esencial en la detección de los síntomas y de la problemática en sí, sino de las soluciones. Personalmente, considero que la TBE es un camino creativo y, quién sabe, a veces incluso puede llegar a ser curioso y divertido, que da pie a explorar acciones y puntos de vista nuevos, a veces imprevisibles, pero siempre efectivos. Es esencial que el paciente sepa que el terapeuta le facilitará tareas entre sesiones y que el éxito de estas dependerá de su participación.
Básicamente, todos los beneficios recogerían como resumen la esencia de la TBE: detección de las prácticas erróneas que están perpetuando la problemática en apenas un par de sesiones, mejores resultados en menor tiempo, acciones y tareas con medidas tangibles que ponen al paciente en acción y lo sacan de su zona de confort, lo que le aporta más seguridad y confianza, le desafía y alimenta sus capacidades y sus fortalezas. Además, como toda buena terapia, el tándem paciente-terapeuta se convierte en una relación de confianza en la que ambos roles definen y adaptan el camino que desean recorrer de la manera más efectiva para el paciente. Funciona genial en todo tipo de miedos y fobias, bloqueos, inseguridades, procesos de desajustes emocionales, tristeza, dolor, rabia, etc.
Las cuatro emociones básicas son nuestros cuatro ángeles de la guarda, aquellos que nos acompañan constantemente y, los veamos o no, nos guían y, a su vez, nos salvan de muchísimas situaciones. Gracias al dolor, la tristeza, la rabia y el placer, el terapeuta detecta con total precisión cuál es el epicentro del desajuste emocional a partir del que se trabajará en cada sesión. Sin ellas, daríamos palos de ciego, y quizá por ello son tan beneficiosos la Terapia Breve y el Coaching Estratégico. En ambos casos, es lo primero que buscaremos; de esta manera, podremos reencuadrar y reenfocar tanto la situación actual del paciente y/o cliente como la deseada. El dolor será nuestro mejor aliado a la hora de impulsar el cambio, transitándolo y atravesando su guarida sin necesidad de soltarlo de la mano. La tristeza nos ayudará a aceptar pérdidas, traumas y desilusiones para ser más resilientes en adelante y abrazar el superpoder de entenderla. La rabia será un remo valiosísimo para aprender a navegar y definir nuestros propios límites, además de mejorar nuestras relaciones con los demás y de regular nuestras emociones. Por último, la buena gestión del pacer nos regalará un equilibrio que nos llenará de alegría y satisfacción una vez demos en el clavo de cómo hacer que juegue a nuestro favor.
Gracias al Coaching Estratégico, muchas personas consiguen ver con total claridad cómo alcanzar sus metas tras un periodo de bloqueo o un desajuste emocional que afecta a su carrera laboral a la par que a su vida personal. Así, muchos son los profesionales de una infinidad de campos distintos que recurren al coaching para detectar dónde se origina el problema en sí (de nuevo, el coach se centrará en detectar las cuatro emociones básicas y trabajará a partir de ellas), además de los obstáculos emocionales que actúan como piedrecitas en el camino. Entonces, se establecen los objetivos del cliente, las estrategias y pasos a seguir para alcanzarlos y una serie de acciones concretas que, de la mano del profesional, se van revisando y corrigiendo a lo largo de todo el proceso. Funciona estupendamente para la gestión del estrés, bloqueos o incapacidades, desmotivación, pérdida de la ilusión por un proyecto o un objetivo, relaciones interpersonales, procrastinación y un largo etcétera.