"La ciencia y la técnica ha cambiado radicalmente. Nada de ahora tiene que ver con cómo trabajábamos hace 15 años. Las técnicas de criopreservación han mejorado, también las biopsias embrionarias. Antes la biopsia de un embrión llevaba mucha tensión. Y hoy es el día a día"
Jaime Guerrero se licenció como biólogo en la Universidad de Valencia en 2001 y en el verano de 2002 se unió al equipo del Instituto Bernabeu donde ha desarrollado su carrera como embriólogo. Compagina la labor asistencial con la investigadora. Hoy es el responsable de la Unidad de Ovodonación. Guerrero es miembro de distintas sociedades relacionadas con la medicina reproductiva como la ESHRE, ASEBIR y la SEF.
¿Qué es lo que más recuerda de sus comienzos?
Mis primeros embarazos. Cuando empiezas hay un seguimiento especial. Estaba muy pendiente de los pacientes que estaban en mis manos y muy pendiente del resultado final. Cuando consigues el primer embarazo es un momento que disfrutas.
¿Sigue pasándole?
Sí. Aunque ahora sufro por las pacientes que no consiguen quedarse embarazadas. Son parejas que dedican sus esfuerzos y que lo pasan muy mal y cuando el resultado no es el esperado sufres con ellos.
¿Ha cambiado mucho la ciencia y la técnica desde sus principios?
Ha cambiado radicalmente. Nada de ahora tiene que ver con cómo trabajábamos hace 15 años. Las técnicas de criopreservación han mejorado, también las biopsias embrionarias. Antes la biopsia de un embrión llevaba mucha tensión. Y hoy es el día a día. La estrategia ha cambiado radicalmente, antes todo era la misma secuencia de estimulación, recogida de ovocitos, fecundación y transferencia. Ahora puedes manejar los tiempos.
Eso supone que puede haber aún muchos cambios
La tendencia es seguir avanzando, es una disciplina en la que todavía no se vislumbran los límites.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Lo que me motiva es el ámbito de la criopreservación, es a lo que más tiempo y estudio le he dedicado. Soy el director de la Unidad de Ovodonación y he tenido que estudiar mucho sobre ello.
¿Cuáles son los retos que presenta la criopreservación?
El reto es alcanzar las tasas de supervivencia del 100%, si bien ya son altas, del 90%.
¿Hasta qué extremo es importante en el laboratorio el trabajo en equipo?
Es muy importante. A veces, quienes llevamos más tiempo, con solo mirarnos, ya sabemos lo que vamos a hacer. Me gusta mucho el deporte y siempre he practicado deportes de equipo y eso se traduce en el laboratorio. Tengo una buena sensación de que nos ayudamos y que podemos contar con el de al lado porque todo sale mejor. Además, tenemos buen ambiente. No puede ser de otra forma porque trabajamos un espacio de laboratorio de 80 metros cuadrados y si hubiera cualquier roce se traduciría en un mal ambiente de trabajo.
Usted que comenzó muy joven, ¿qué piensa ahora cuando ve a los biólogos que empiezan?
Tengo mucha empatía. Lo que menos necesitan es que haya alguien dándoles “collejas”. En mi caso, me dirigió Jorge Ten y hoy es uno de mis grandes amigos. Considero que en el Instituto Bernabeu he hecho grandes amigos.