“Cuando la nueva familia nos trae a su bebé para que lo conozcamos y hay otras pacientes, es una inyección de ánimo para las que lo están intentado porque, aunque lo ven lejano, saben que vamos a hacer todo lo posible para que lo logren ellas también”
Mariló Pérez Izquierdo es Licenciada en Biología por la Universidad de Murcia, con máster en biología y tecnología de la reproducción, y en sexología y terapia de pareja. Es miembro de la Asociación para el estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) y de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).
La formación de un embriólogo es continua, no acaba nunca. El manejo, la técnica para valorar al embrión, saber cuál es el mejor, tomar la decisión de realizar una técnica u otra… en todo ello la experiencia es fundamental.
Además, hay que estar al día en los últimos avances para aplicar las mejores decisiones en cada momento. Cualquier mínimo cambio puede resultar clave para conseguir el objetivo. Siempre quieres que vaya muy bien y todo suma para que vaya lo mejor posible.
Cada laboratorio varía entre unas clínicas y otras. Lo importante es mantener la esencia de calidad y atención por los detalles. Es muy importante trabajar con materiales embriotestados, desechables, controlar muy bien los procedimientos. Un laboratorio puede usar el mismo medio de cultivo que otro, pero si no trabaja en condiciones óptimas no se lograrán los mismos resultados. Es importante controlar la humedad del laboratorio, los compuestos volátiles, el pH, la temperatura… cualquier mínima variación sobre las condiciones adecuadas pueden llevar al bloqueo de los embriones. Por eso es imprescindible controlar las condiciones del laboratorio.
En Instituto Bernabeu no escatimamos en invertir en la tecnología y el material más puntero, porque sabemos de la importancia de estos detalles para lograr nuestro objetivo. Y prueba de ello son nuestros fantásticos resultados.
Requiere de mucha vocación y dedicación. Estar al día de las novedades para estar a la última, porque la embriología avanza muy rápido. Es un trabajo vocacional, no salimos del laboratorio en toda la jornada y trabajamos en condiciones de baja luminosidad y mucha concentración. Además, los embriones no entienden de fines de semana y festivos y es necesario llevar a cabo un seguimiento diario de la evolución para así poder tomar la mejor decisión a la hora de seleccionar los mejores. La responsabilidad es enorme, de ahí que debas ser metódico, meticuloso, limpio y ordenado.
No hay que olvidar que nuestro trabajo tiene un impacto enorme en personas y es algo que siempre tengo presente ante cada nuevo tratamiento. Cada vez que inicias un nuevo ciclo sabes que están depositando en tus manos las esperanzas para conseguir hacer realidad un sueño que no ha sido posible hasta el momento. Por eso, me preocupan especialmente los casos en los que hay fallos de implantación y abortos de repetición. Por suerte, las técnicas de reproducción asistida han evolucionado mucho, y es posible incorporar nuevos conocimientos de campos como la genética, endocrinología o la inmunología para conseguir el éxito también en pacientes en las que otras aproximaciones más habituales no hayan funcionado.
Nunca se te olvida que estás trabajando con embriones. En el laboratorio hacemos todo lo posible para que haya un ambiente adecuado. Trabajamos con mucha tranquilidad, nada de sobresaltos, es un ambiente de una gran concentración porque tenemos presente la responsabilidad que implica nuestro trabajo.