El Daño Cerebral Adquirido (DCA) es una lesión que afecta al cerebro. Aparece de forma repentina causando en la persona afectada un deterioro neurológico permanente deteriorando sus capacidades funcionales y su calidad de vida. Dependiendo del área del cerebro lesionada y de la gravedad de la lesión, produce diferentes secuelas, que pueden provocar anomalías en la percepción, así como alteraciones cognitivas, físicas y emocionales.
El ictus es la principal causa de daño cerebral. Esta se produce cuando se interrumpe el flujo sanguíneo en una zona del cerebro, dejando esta región cerebral sin el aporte de oxígeno y nutrientes necesario.
Casi la mitad de las personas que sufren un ictus, presentan posteriormente alguna discapacidad grave a causa del daño resultante.
El segundo lugar lo ocupan los traumatismos craneoencefálicos. Muchos de estos golpes causantes de daño cerebral se producen en accidentes de tráfico, accidentes laborales, caídas o agresiones físicas. Los TCE se caracterizan normalmente por la formación de un edema cerebral en sus fases iniciales, produciéndose en consecuencia una pérdida de conciencia.
Otra causa de daño cerebral adquirido son las enfermedades como los tumores cerebrales, las infecciones, las anoxias (afectación cerebral debida a la falt a de oxígeno), y las alteraciones tóxico-metabólicas.
Las secuelas que se producen por el daño cerebral pueden clasificarse en siete áreas distintas: nivel de alerta, control motor, recepción de información, comunicación, cognición, emociones y actividades de la vida diaria.
Cuando una persona ha sufrido un ictus o un traumatismo craneoencefálico, puede producirse el coma u otra forma de alteración de conciencia.
En los casos graves las personas afectadas pueden mantenerse en este estado durante días o incluso semanas, y en una minoría no despertar, en estos casos la persona entra en un estado en el que es posible distinguir entre las fases de sueño y vigilia, pero no manifiestan capacidad de interacción, es decir, un estado vegetativo. Cuando el estado vegetativo se mantiene durante seis meses o más, se reduce drásticamente las posibilidades de reversibilidad del mismo.
Cuando se ven afectadas las regiones frontales y parietales de los hemisferios cerebrales puede producirse debilidad en la parte del cuerpo contrario al hemisferio lesionado.
En las personas con daño cerebral son frecuentes las pérdidas de fuerza y destreza en la mitad del cuerpo (hemiparesias), así como la parálisis en la mitad del cuerpo (hemiplejias).
En los casos más graves pueden verse afectado el control sobre los movimientos de la cabeza o la capacidad de mantenerse sentado o de pie sin apoyos.
También puede afectar a la deglución, presentándose un trastorno de disfagia, o al control de esfínteres, desde una simple urgencia miccional hasta una incontinencia durante el día y la noche.
Pueden producirse alteraciones en el funcionamiento de los sistemas de reconocimiento de la información, afectando a la vista, el oído, el equilibrio, el olfato, el gusto, el tacto y la propiocepción.
Dependiendo del tipo de lesión se pueden producir trastornos en el campo visual o en la convergencia visual. También es común la pérdida de olfato, así como la afectación de la audición y por tanto del equilibrio.
El sentido del tacto, a través del cual se percibe el dolor, frío, calor, roces, caricias, etc, también puede verse afectado.
Cuando se producen lesiones en el hemisferio cerebral dominante, las habilidades de comunicación mediante el lenguaje verbal o escrito, pueden verse afectadas. La persona puede manifestar problemas para comprender lo que le dicen, ser incapaz de leer, o tener dificultades para emitir palabras comprensibles.
También puede verse comprometida la capacidad de articulación del habla, la deglución, o la propia emisión de la voz.
La cognición permite analizar la realidad que nos rodea, se habla técnicamente de atención, orientación, concentración, memoria, capacidades visuoespaciales y funciones ejecutivas.
Algunos problemas cognitivos producidos por el daño cerebral, tales como la confusión o amnesi postraumática tras despertar del coma, son temporales y reversibles. Otros pueden ser permanentes y afectar la autonomía de la persona.
Las personas afectadas por un daño cerebral pueden manifiestar cambios de personalidad, pérdida de la habilidad para relacionarse con otras personas o desórdenes emocionales. Esto se debe a algunas regiones cerebrales, como por ejemplo la zona que se encuentra por encima de los ojos, están vinculadas al mantenimiento de la conducta social.
Este concepto hace referencia a las actividades más comunes que se realizan diariamente, y que pueden dividirse en función de su nivel de complejidad en: actividades básicas y actividades instrumentales.
Las actividades básicas incluyen: asearse, vestirse, controlar los esfínteres y desplazarse de forma autónoma. Las actividades instrumentales se refieren al manejo de la persona dentro de la comunidad, tareas como usar el transporte público, ir al banco, hacer la compra, realizar las tareas propias de su empleo, etc
Ante el daño cerebral, la atención urgente y la estabilización clínica son vitales para el paciente. En función de la gravedad de la lesión y de las complicaciones que surja, el paciente pueden requerir permanecer en el centro hospitalario hasta conseguir una estabilidad clínica. Cuando llega el momento del alta, tanto el paciente como aquellos que le rodean se enfrentan a una difícil situación ante la pérdida de las capacidades causada por la lesión. Es de suma importancia el proceso de rehabilitación, que debe ser temprana, individualizada, intensiva e interdisciplinar.
Modulación Pedagógica, un nuevo abordaje del daño cerebral sobrevenido
Para cualquier familia adaptarse y afrontar un daño cerebral sobrevenido o una discapacidad grave no es una tarea fácil. De repente deben más...
Melania Bentué
17/dic/2012
Las necesidades de los pacientes con daño cerebral
La Federación Española de Daño Cerebral apuesta por crear un censo oficial que permita conocer los datos epidemiológicos y las necesidades concretas de las personas que conviven con una capacidad de este tipo, sin importar su grado. Con él, piden una Estrategia Integral de Asistencia que permita definir los recursos y necesidades a nivel nacional para poder atender a los pacientes de este tipo de forma efectiva.
También han expresado la importancia de activar protocolos de urgencia para evitar la exclusión de este colectivo. Normalmente el daño cerebral se produce por una lesión súbita, como ictus, traumatismos, tumores o anoxias, que merma las capacidades de quien lo padece y por lo tanto su calidad de vida.
El daño cerebral tiene un gran impacto tanto en el paciente como en su entorno, que debe adaptarse a la nueva situación, por eso es importante que se les de toda la información posible y se les ayude en el nuevo camino de cuidado del enfermo, hablándoles sobre los tratamientos, rutinas que deben seguir y los recursos que tienen a su disposición. Esta es una de las grandes demandas de la Federación Española de Daño Cerebral, que es consciente de las carencias del colectivo y de sus necesidades.