El electromiograma es una prueba médica complementaria al electroneurograma, utilizada por los neurofisiólogos y neurólogos para determinar cómo funciona el sistema nervioso periférico, es decir, los nervios periféricos y los músculos, permitiendo diagnosticar enfermedades que se manifiestan en forma de debilidad, pérdida de fuerza o pérdida de masa muscular.
El electromiograma lo que hace es registrar, a través de una aguja, la actividad eléctrica de los músculos, ya que éstos, cuando se contraen, producen descargas que se recogen mediante electrodos y que nos indican si existe lesión y a qué nivel del sistema neuromuscular.
La realización de la prueba no requiere preparación previa, y dura una media hora, dependiendo de los nervios y músculos a explorar, que suelen ser de los miembros, pero que también pueden ser del cuello, cara y tronco.
El electromiograma será utilizado por el neurofisiólogo para el diagnóstico de diferentes enfermedades neuromusculares, que pueden ser adquiridas o congénitas, como por ejemplo:
El neurofisiólogo realizará la interpretación de la prueba, no siempre fácil. La prueba se puede completar con pruebas adicionales, como por ejemplo la biopsia.
El electromiograma es una técnica relativamente agresiva, ya que se introduce la aguja en los músculos, pudiendo provocar sangrado, aunque suele ser pequeño; también se pueden provocar pequeños hematomas internos.