La espondilitis anquilosante es una enfermedad de carácter reumático, que podemos enmarcar dentro de los tipos de artritis y se caracteriza porque se inflaman las articulaciones de la espina dorsal o columna vertebral. Se manifiesta con dolor lumbar, de las articulaciones y de la columna, deformación paulatina de las articulaciones, falta de movilidad progresiva; así como por otros síntomas externos a las articulaciones, como inflamación de las válvulas cardiacas, o de los ojos, uveítis, así como fatiga, fiebre o falta de ganas de comer. El propio término ya nos indica sus características, ya que spondylos en griego significa espina dorsal; itis, se refiere a inflamación y anquilosante hace referencia a la rigidez.
Las causas de la espondilitis anquilosante no se conocen, pero puede tener un carácter genético o hereditario. Se manifiesta más en varones entre los 17 y 35 años, teniendo un carácter crónico, cuyas consecuencias, se pueden controlar mejor con un diagnóstico precoz.
Los síntomas son diversos y entre ellos destacan:
El reumatólogo para diagnosticar la espondilitis anquilosante puede realizar un historial clínico del paciente, una exploración física y una radiografía de la pelvis y columna vertebral. Lo anterior se puede acompañar con análisis de sangre.
Su tratamiento se basa en reducir el dolor, prevención de la deformidad articular y mantener la calidad de vida del paciente, mediante una actividad normal. Para ello el reumatólogo recomendará diferentes ámbitos de actuación:
Concienciación sobre la espondilitis anquilosante
Los expertos en esta patología advierten que la espondilitis anquilosante no tiene como único síntoma el dolor de espalda, y que puede afectar de forma muy negativa a la calidad de vida del paciente. Han destacado, además, que un 10 por ciento de los familiares directos de un enfermo acaban padeciéndola. De hecho, un familiar que sea HLA-B27 positivo tiene un 20% más de probabilidades de desarrollar la patología.
Por ese motivo se ha lanzado la campaña “Mira por su Espalda”, que tiene como objetivo asesorar a aquellas personas con algún familiar enfermo que quieren saberlo todo sobre la patología. En la página web de la campaña se puede rellenar un formulario para saber cuáles son las posibilidades de padecerlo.
Desde diferentes asociaciones de espondilitis del país se están también organizando actividades orientadas a personas que tienen dudas sobre su desarrollo y tratamiento, y con el objetivo de concienciar a la población sobre la necesidad de realizarse chequeos periódicos para detectarla cuanto antes y poder actuar en consecuencia. Con el reparto de información sobre la enfermedad y guías para su detección, el paciente puede entender los riesgos y tomar medidas consecuentes que le permitan, en ese caso, detectarla cuanto antes.
Imagen: Trace Nietert en Flickr
Un estilo de vida saludable podría mejorar la previsión de la espondilitis anquilosante
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria que afecta a jóvenes y personas de mediana edad. Actualmente, se considera que la patología no se puede prevenir, aunque un reciente estudio ha descubierto que hay comportamientos que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Esta enfermedad no cuenta con un tratamiento efectivo todavía, por eso los reumatólogos se centran en dar unos consejos y una serie de pautas de comportamiento a sus pacientes que pueden hacer que el desarrollo de la patología no interfiera tanto en el día a día del enfermo. Así, hábitos saludables como una dieta variada y equilibrada, dejar de fumar o hacer deporte moderado pueden mejorar sus previsiones.
Esta patología afecta a las sacroilíacas y a otras partes de la columna vertebral, y muchas veces se extiende a hombros, rodillas y caderas, por lo que los que la padecen pueden sentir molestias que afectan a su día díaria. Tienen una gran parte de componentes genéticos, pero como vemos también hay factores ambientales que pueden influir. Los especialistas recomiendan llevar un ritmo de vida saludable y cambiar determinados hábitos para mejorar todo lo posible su calidad de vida y la previsión de desarrollo de la enfermedad.