La línea de división entre la medicina preventiva y la medicina curativa, no siempre es sencilla de establecer. La medicina preventiva es el conjunto de prácticas realizadas para prevenir las enfermedades, basadas en consejos médicos, sin embargo, cualquier acto de medicina curativa, también puede prevenir otro tipo de patologías o enfermedades. La medicina preventiva se aplica sobretodo en atención primaria, y es realizada por los médicos de familia, aunque también es importante la medicina preventiva hospitalaria.
Una de las funciones que mejor definen la medicina preventiva es la de crear costumbres y hábitos saludables, y duraderos en el tiempo, tanto desde la perspectiva de alimentación, como de ejercicio físico, o determinadas prácticas, como evitar el tabaco o alcohol, realizar vacunaciones, etc., para lo que se generan campañas informativas sobre prevención de enfermedades, como puede ser la de la gripe en invierno, control de enfermedades contagiosas, como la hepatitis, y otras.
La medicina preventiva puede tener especial relevancia ante determinadas enfermedades, como son:
Entre las pruebas diagnósticas que pueder formar parte de la medicina preventiva, relacionadas con las enfermedades anteriores están la mamografía, prueba de osteoporosis, prueba de glucemia, y de presión arterial, citología, etc
Entre los síntomas frente a los que tendremos que estar alerta y acudir al especialista, que también forman parte de la medicina preventiva, nos encontramos con la aparición de bultos en cualquier parte del organismo, pérdida de peso sin motivo aparente, tos persistente, fiebre, dolor corporal continuo, heces con sangre, úlceras, etc.
Un ejemplo de medicina preventiva, apoyada en las terapias alternativas, es la medicina preventiva articular, orientada a la prevención de enfermedades osteoarticulares como por ejemplo la artrosis, artritis u osteoporosis, que tendrá como objetivo el control de su desarrollo, mediante determinadas prácticas como el pilates, el tai-chi o el yoga.