La neuropsiquiatría es la rama de la medicina que centra su actividad en el diagnóstico, evaluación, tratamiento y rehabilitación de pacientes con trastornos cognitivos y conductuales de diferentes orígenes pero sobre todo atribuidos a enfermedades originarias del sistema nervioso. Su origen parte de la psicología cognitiva de los años 50 y 60´s. Esta disciplina evolucionó con contenido de la psiquiatría y la neurología convirtiéndose en la actualidad en una subespecialidad más bien de la primera.
Alvarado y cols. 2011 especifican que la neuropsiquiatria explica fenómenos psiquiátricos desde la óptica neurológica y fenómenos conductuales, cognitivos y emocionales desde la visión psiquiátrica.
Una de las complicaciones que se suelen encontrar los neuropsiquiatras es la evaluación a la hora de diferenciar si en un paciente con una enfermedad neurológica diagnosticada se detecta una problemática psicológica si es una entidad individual o como una consecuencia de la propia enfermedad. La metodología de evaluación neuropsiquiátrica general además de tener el DSM V y la entrevista clínica como apoyo se utilizan cuestionarios validados como los siguientes:
- BEHAVE-AD (Sclan 1996): Muy interesante para valorar trastornos del comportamiento en la EA, sobre todo en estudios de investigación y ensayos clínicos.
- Neuropsychiatric Inventory (NPI) (Cummings, 1994): Probablemente la más usada en nuestro medio, separa la frecuencia de presentación y la gravedad de los síntomas.
- Manchester and Oxford University Scale for the Psychopathological Assessment of Dementia (MOUSEPAD) (Allen, 1996): Algo más extensa, pero similar en estructura e indicaciones al NPI.
- CERAD Behavioral Rating Scale (Tariot 1995): Enfocada igualmente a pacientes con EA.
- Rating Scale for Aggressive Behaviour in the Elderly (RAGE) (Patel, 1992): Adecuada en pacientes geriátricos sobre todo para medir agresividad.
- Neurobehavioral Rating Scale (NRS) (Sultzer, 1992): Evalúa la esfera cognitive, psiquiátrica y comportamental en pacientes con demencia.
Los tratamientos que se plantean a posterior una vez clarificado el diagnóstico suelen constituirse con un enfoque integral y personalizado.