La otitis es una patología que se caracteriza porque se inflama el oído. Puede ser otitis media y otitis externa, según dónde se localice.
Algunos de los síntomas comunes son la hipoacusia, alteración de la audición, acúfenos y autofonía, otalgia, picor, otorrea, etc. También puede generar malestar y fiebre si tiene carácter infeccioso.
La otitis se trata de forma individual en cada paciente, según las indicaciones del otorrino. De forma habitual se trata con antibióticos, que a su vez se puede complementar con un descongestionante mucolítico y nasal. También se puede tratar con antiinflamatorios o con drenajes timpánicos.
Los problemas de oído y garganta en invierno
El invierno suele traer consigo enfermedades como el catarro, la gripe, las alergias o los problemas de garganta. La mayoría de ellas son provocadas por un cambio en las temperaturas, la humedad o a causa de la contaminación, que debilita la salud de muchas personas. Los adultos y los niños que suelen padecer problemas de garganta son más propensos a desarrollarlos en esta época.
De hecho, el oído y la laringe son los órganos más sensibles a las bajas tecnologías y durante el invierno, los centros de salud se llenan de visitas a causa de infecciones como la otitis aguda o la faringolaringitis, por eso es importante conocer una serie de precauciones para cuidar los oídos y la garganta en estos tiempos.
Cuando los síntomas se manifiestan hay que procurar acudir al médico de cabecera para poder combatir la infección, aunque si hay fiebre se puede suministrar paracetamol para bajarla. Además, ante el dolor de garganta hay que evitar subir la voz o carraspear demasiado para no irritar más la zona. Además, la prevención es muy importante, por eso los médicos recomiendan abrigarse al máximo durante esta época para evitar la bajada de las defensas.
La otitis serosa, común en invierno
La otitis serosa puede tener muchas causas diferentes, y se desarrolla con presencia de líquido en la cavidad auditiva, que se produce, en la mayoría de los casos, por causa de un resfriado. Es común en niños, y suele desarrollarse durante la época del invierno y no suele cursar con dolor.
Esta patología suele aparecer por la excesiva secreción dentro de un proceso catarral, en combinación con una mala ventilación del oído, lo que provoca que se acumule moco en la cavidad. También las características propias de la estructura auditiva del paciente pueden influir en la aparición de los síntomas.
Su síntoma más común en la pérdida de audición durante largos periodos de tiempo, y puede derivar incluso en una perforación del tímpano. Como normalmente cursa sin síntomas y afecta sobre todo a los niños, es posible que los padres no lo detecten y que pueda complicarse. Si hay una pérdida de audición por parte de los pequeños hay que prestar atención y recurrir a un especialista. El otorrino hará una exploración para determinar las causas y puede proponer un tratamiento. Normalmente, la patología suele mejorar durante los meses cálidos. Aunque no suele dar dolor, si deriva en una otitis puede provocar molestias importantes.
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