Parálisis facial, más allá del ictus

La parálisis facial no siempre obedece a un episodio cardiovascular como el ictus. En este caso, afecta a otras áreas del cuerpo, además de instaurarse de forma aguda y caracterizarse por una afectación más intensa en la parte inferior del rostro que en la superior.

Por contra, la denominada parálisis parcial de Bell es un claro ejemplo de que ésta no siempre está asociada al ictus. Originada por la lesión del nervio facial, se produce una parálisis de los músculos responsables de la gesticulación.

Sus causas pueden ser muy distintas, y por lo general se desconocen, pero se sabe que los diabéticos son especialmente proclives y suelen intervenir agentes virales. En concreto, su origen más frecuente es la reactivación del virus del herpes simple seguido por el herpes de la varicela-zóster.

Por otra parte, es la parálisis facial periférica más común y suele manifestarse en personas jóvenes, aunque es posible padecerla a cualquier edad. Su recuperación suele producirse en casi todos los casos. Lo hace de forma progresiva y completa, con baja posibilidad de recurrencia.

En las urgencias los especialista identificarán de qué tipo de parálisis se trata. Sobre todo, es fundamental no sacar conclusiones al margen de la opinión experta, ya que ante la mínima sospecha de ictus es clave poner en marcha cuanto antes los debidos protocolos de actuación.

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