Los párpados son pliegues de la piel de carácter músculo membranoso que cubren los ojos. Su principal función es protectora, ya que cubren los ojos durante el sueño y además protegen de la exposición a la luz excesiva, de que entren cuerpos o substancias; además tienen una función humectante y secretora, que evita la adherencia de los párpados.
Las enfermedades de los párpados debido a su compleja anatomía hacen necesaria la intervención de un especialista en cirugía oculoplástica.
Blefaritis o inflamación del borde de los párpados, que se manifiesta con escozor, ojos rojos, picor, chalazions, aparición de legañas y orzuelos.
La cura no es rápida ni fácil, debido a su carácter crónico. Si su origen es, por ejemplo, el acné rosácea, será este el que hay que tratar. La mejor forma de tratar la blefafitis es mediante una adecuada higiene de los párpados, que se lavarán por la mañana y noche. Se pueden aplicar antibióticos por vía tópica, pero durante breves períodos.
Chalazión, o aparición de un nódulo en el párpado porque se obstruyen los conductos de las glándulas sebáceas, provocando la acumulación de grasa y la inflamación de los bordes de la glándula. No tiene carácter infeccioso, se suele presentar durante el embarazo y en la adolescencia. También pueden ser factores de riesgo la dermatitis seborreica, la blefaritis y el acné rosácea.
Otras enfermedades de los párpados son:
Párpados caídos: El párpado del ojo se cae y tapa en buena parte el globo ocular, dificultando la visión en algunos casos. Si esto último ocurre, o se crea un problema estético, será necesaria la intervención quirúrgica, que se puede combinar con blefaroplastia, o cirugía estética de párpados.
Entropion y ectropion: Se produce porque el margen del párpado rota hacia adentro o hacia afuera. Además de consecuencias estéticas provoca lagrimeo, rojez en los ojos e irritación. El tratamiento suele ser mediante cirugía.