El plasma rico en plaquetas (PRP) o bioestimulación celular es una novedosa terapia con muy distintas aplicaciones, que se utiliza para tanto para objetivos estéticos como ginecológicos, así como en traumatología o, por ejemplo, también en la medicina deportiva.
El término se ha popularizado, sobre todo, a raíz de su uso en los centros de estética, como método para tener una piel más joven sin realizar cirugía o, por ejemplo, para tratar la celulitis.
Ser mínimamente invasivo y su impactante antes y después han sido, sin duda, las principales razones de su popularidad. Igualmente, tiene grandes ventajas puesto que es un preparado autólogo (extraído del propio paciente), no tóxico, no alergénico.
En concreto, tras su obtención se procesa en condiciones de esterilidad en laboratorio para que esté libre de agentes nocivos que puedan provocar reacciones adversas. Por lo tanto, se elabora para el paciente de manera personalizada y no tiene efectos secundarios negativos. Aun así, en algunos casos está contraindicado, como ocurre en aquellos que padezcan algunos tipos de artritis.
Más allá de la dermatología y la estética, esta técnica tiene un origen muy distinto, ya que se empezó a emplear para reconstruir tejidos, pudiendo darle usos traumatológicos y ortopédicos. El éxito observado en este campo fue el que motivó la ampliación de sus usos, cada vez mayores tanto de forma independiente como previa o posterior a la cirugía.
El uso en 1994 por parte de cirujanos para reconstruir una mandíbula marcó un antes y un después por sus grandes resultados, y fue a partir de entonces, tras observar una veloz consolidación de los huesos, cuando empezaron a investigarse nuevas aplicaciones. Desde entonces, su versatilidad está resultando asombrosa.
Antes de entrar en sus distintas aplicaciones, definamos qué es un plasma rico en plaquetas. De forma breve y sencilla, podemos decir que se trata de un plasma que, obtenido a partir de la propia sangre del paciente, posee más plaquetas que la sangre periférica, lo cual permite utilizarlo como tratamiento regenerativo con diferentes fines.
El tratamiento con plasma rico en plaquetas, en efecto, tiene distintos tipos de aplicación, si bien por lo general ésta consiste en la aplicación intradérmica para el aprovechamiento de factores de crecimiento contenidos en las plaquetas. Un aspecto clave de cara a su utilidad, ya que durante los días en los que circulan en la sangre, de 7 a 10, transportan sustancias que generan determinadas proteínas que ayudan a la reparación buscada.
De hecho, esta es la razón por la que la técnica es básicamente regenerativa o reparadora, tanto a nivel dérmico como de tejidos o, por ejemplo, para evitar la pérdida sanguínea cuando se produce una lesión vascular. También se utiliza en otras prácticas médicas y quirúrgicas para acelerar la cicatrización y mejorar la regeneración de tejidos, con resultados muy favorables en lesiones articulares u otros problemas traumatológicos.
A nivel estético, como hemos apuntado, se utiliza sobre todo para combatir la celulitis y los primeros signos de envejecimiento cutáneo, como la aparición de arrugas y flacidez, luminosidad y tersura.
Se puede aplicar igualmente como tratamiento preventivo o para mejorar las cicatrices, pues tiene un efecto relleno que mejora el aspecto de forma significativa.
Su uso para detener la alopecia y regenerar el cabello natural es una aplicación novedosa, constituyendo una interesante alternativa para pacientes que por cualquier razón no pueden someterse a la cirugía.
En medicina deportiva también se utiliza, logrando mejorar la recuperación de lesiones, abriendo las puertas a un nuevo enfoque biológico de la cirugía ortopédica y medicina del deporte. Y lo hace mediante la bioestimulación, a través de la cual se activan las células de manera biológica para tratamientos de reparación en huesos, músculos, tendones o cartílagos.
A nivel ginecológico, se utiliza para el rejuvenecimiento vaginal, con el fin de mejorar las relaciones sexuales (sequedad vaginal, un trastorno común en la menopausia) gracias a una regeneración de la mucosa de la vulva y la vagina. Por otra parte, es un nuevo tratamiento contra la disfunción eréctil.
Recientes estudios llevados a cabo por el ginecólogo Konstantinos Sfakianoudis, por último, están logrando revertir la menopausia mediante una técnica basada en el PRP, logrando la estimulación de los ovarios para la liberación de óvulos fértiles. Además, mejora los problemas cardiovasculares, óseos y enfermedades de la piel aparejados a esta etapa de la vida.
El precio de los tratamienos de PRP no son económicos, y la seguridad social por ahora no los cubre. A su alto precio contribuye el hecho de que los resultados sean progresivos, ya que se trata de un tratamiento restitutivo, que pretende devolver la normalidad a tejidos de muy distinto tipo, deteriorados por el paso del tiempo o por una lesión u otro problema de salud. Por lo tanto, generalmente se precisan de varias aplicaciones.
La bioseguridad que precisa este tratamiento es otro de los principales frenos a la reducción de sus costes y, por lo tanto, a su mayor aplicación. No es, por lo tanto, un tratamiento asequible.
Sin embargo, sus resultados pueden convertir el precio en relativo, ya que su éxito se basa en el principio de la autocuración (el propio cuerpo se sana a sí mismo) y también son importantes la reducción de los plazos de recuperación y la ausencia de efectos secundarios.
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