La polisomnografía es uno de los exámenes que se realizan para evaluar trastornos del sueño. Consiste en una evaluación que se realiza monitoreando el sueño nocturno del paciente, un momento idóneo para medir el riesgo cardiovascular a través de distintos parámetros, como el esfuerzo respiratorio, el pulso, el esfuerzo respiratorio y los ronquidos. Tanto éstos como las apneas se consideran señales de alerta que nos envía el cuerpo, motivo por el que es importante estudiarlos con fines curativos y también preventivos.
Dormir bien es clave para tener una buena salud. Al contrario, la mala calidad del sueño puede suponer un problema de salud cardiovascular que, entre otras complicaciones, aumente las posibilidades de tener un infarto.
Los síntomas de una mala calidad del sueño se traducen en trastornos como los ronquidos o las apneas del sueño, y en ambos casos constituyen tanto indicadores de riesgo cardiovascular como generadores de los mismos. Ya sean causa o consecuencia, los expertos advierten de la importancia de acudir a un especialista en neurofisiología cuanto antes para tratar esos problemas del sueño.
A la hora de realizarse chequeos se estudian posibles riesgos asociados a enfermedades cardíacas que pueden derivar en infartos, hipertensión o muerte súbita. Estos dos últimos, en particular, se asocian al Síndrome de Apnea Obstructiva (SAOS), uno de los trastornos del sueño más habituales.