La colocación de una prótesis de cadera permite reemplazar las superficies articulares responsables del desgaste de cadera, una de las articulaciones más importantes de nuestra anatomía.
Se trata de una operación importante, realizada por un especialista en traumatología, si bien la sustitución de la cadera por una prótesis es una de las intervenciones quirúrgicas más comunes en la actualidad. A ello ha contribuido tanto los avances médicos como el envejecimiento de la población.
Como ocurre con tantas otras enfermedades y dolencias, también en este caso se recurre a la cirugía como último recurso. Básicamente, la operación se lleva a cabo cuando los tratamientos conservadores (analgésicos, fisioterapia, etc.) fracasan, por lo general en sus fases más avanzadas.
No olvidemos que la artrosis de cadera es una patología degenerativa, con lo que los tratamientos se centran en la mejoría de los síntomas con el objetivo no es otro que lograr que el paciente recupere su calidad de vida en la medida de lo posible.
Así pues, cuando las opciones terapéuticas se agotan, la cirugía puede ser el tratamiento adecuado para paliar el dolor y, por otro lado, recuperar el estilo de vida. Un objetivo que, sin embargo, requiere de una lenta recuperación, sin que el paciente deje de permanecer activo, aumentando gradualmente su actividad conforme vaya notando un mejoramiento que también será progresivo.
En una prótesis total de cadera se sustituyen por material sintético dos componentes claves que forman parte de la articulación de la cadera, como son la cabeza femoral y el cotilo pelviano. En caso de ser la primera intervención de este tipo, estaríamos hablando de prótesis primarias.
Otro tipo lo constituyen las prótesis de revisión, la cirugía de reemplazo por desgaste u otros motivos.
La operación de prótesis de cadera suele requerir entre una y dos horas, si bien la duración de la operación depende de distintos factores que en buena medida varían de uno a otro paciente.
Además de las características físicas del paciente o la misma experiencia del cirujano, influye el tipo de prótesis de cadera que se va a aplicar.
El recambio de prótesis de cadera también influye en la complejidad de la operación, puesto que se trata de una cirugía de mayor dificultad técnica, sobre todo a la hora de fijar la nueva prótesis. Igualmente, implica más riesgos, si bien el objetivo sigue siendo el mismo, como es aliviar el dolor y devolver al paciente su movilidad.
Como hemos apuntado, volver a llevar una vida normal tras la operación no será rápido, ni tampoco fácil. De hecho, únicamente se podrá considerar exitosa la operación cuando se descarten posibles complicaciones como las señaladas y, finalmente, al conseguir una recuperación progresiva que deje atrás la incapacidad y el dolor que se sentía anteriormente.
Recuperar la rutina diaria, por lo tanto, es el fin de un camino que el paciente habrá de recorrer durante los siguientes meses a la operación con la ayuda de traumatólogos y otros especialistas del sector.
Sin embargo, algunos de los objetivos que debe cumplir el paciente antes de recibir el alta hospitalaria, con una estancia de en torno a los tres o cuatro días, serán ya un importante avance.
Entre ellos, tener un buen control del dolor, subirse y bajarse de la cama, caminar con ayuda de unas muletas o bastón y poder usar el baño. En caso contrario, prolongará su estancia en el centro hospitalario o será remitido a centros especializados, entre ellos, los especializados en rehabilitación.
De vuelta a casa, se deberán realizar los ejercicios que los especialistas recomendarán de forma personalizada, además de realizar un estrecho seguimiento médico en el que pueden participar distintos especialistas.
Tanto de forma previa a la intervención, como durante la misma o en este punto, no deben olvidarse las posibles complicaciones. A pesar de que éstas no son habituales, cuando se producen podría desaconsejarse la operación o, de ser posteriores, ralentizar la recuperación o incluso llegar a comprometer la vida del paciente.
Una de las complicaciones más graves de la cirugía de reemplazo de cadera se refiere al coágulo de sangre o a las infecciones, cuyas señales de advertencia son varias, desde la supuración e inflamación de la herida o de la pierna hasta la fiebre o, por ejemplo, el aumento del dolor.
Cualquiera de estas señales debe comunicarse al médico para poder intervenir de la forma más rápida. Aunque solo ocurre en casos muy raros, el coágulo de sangre puede viajar a los pulmones y comprometer la vida del paciente, en cuyo caso, se tienen también dificultades para respirar.
De producirse una infección de prótesis de cadera, por otro lado, se requiere igualmente un diagnóstico temprano para evitar mayores complicaciones. Entre otras medidas, estas situaciones exigen un tratamiento quirúrgico de infecciones de prótesis de cadera para así intentar controlar la infección.
Aunque las infecciones no son habituales, sí aumenta ligeramente su porcentaje en las revisiones de prótesis de cadera, y en ambos casos el objetivo es eliminar la infección para evitar que se extienda, en primera instancia y, por otro lado, lógicamente, buscando conservar la funcionalidad de la articulación.
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