Psicomotricidad
El desarrollo psicomotor es el conjunto de todos los cambios que se producen en la actividad motora de un sujeto a lo largo de toda su vida. El papel que desempeña el desarrollo motor en la construcción de la personalidad infantil, ha sido destacado por numerosos investigadores fundamentalmente de las ciencias psicológicas, psiquiátricas, pedagógicas y neurológicas. Ocurre a causa de tres procesos: la maduración, el crecimiento y el aprendizaje.
El estudio de la motricidad empieza a tomar relevancia en el campo de la salud y la psicología al evidenciar que las características del estudio permiten determinar la edad de desarrollo del niño y su capacidad de relacionarse con el mundo. Para una correcta evolución el sistema nervioso central será elemento principal a tener en cuenta en la evolución del menor. Hay una región cortical encargada de iniciar esta cadena de acciones nerviosas, un área motora, la cual corresponde a los músculos voluntarios que formarán parte en el futuro movimiento. Las órdenes viajarán a través de la vía piramidal o tracto cortico-espinal, cruzando el bulbo raquídeo hacía el hemicuerpo contrario al que corresponde el área cortical de inicio. En el sistema nervioso central se planifica por tanto el futuro actor motor, decidiendo cual es el movimiento más adecuado y los mecanismos para ejecutarlo.
En términos generales diríamos que la motricidad es el estudio de la capacidad de los seres vivos para generar movimiento por sí mismos. Actos voluntarios o espontáneos coordinados y sincronizados por las diferentes unidades motoras.
La motricidad implica el dominio del cuerpo por parte del niño así como la capacidad de estructurar el espacio en el que se realizan esos movimientos.
En el estudio de la motricidad encontramos una diferenciación principal la motricidad fina y la motricidad gruesa. La motricidad fina corresponde a aquellos movimientos que requieren un alto nivel de precisión y la motricidad gruesa a aquellos movimientos generales y amplios decisivos para el desarrollo.