El test de intolerancia alimentaria es la prueba diagnóstica utilizada por nutricionistas y dietistas para determinar la presencia de intolerancias alimentarias, entre las que se encuentran la acción tóxica, las alteraciones en el metabolismo o los déficits de enzimas, y que cada vez están más presentes en la población y pudiendo afectar a más de un tercio de los europeos. Y es que algunos alimentos, pueden provocar efectos muy diferentes en las personas, siendo beneficiosos para unas y nocivos para otras.
La prueba consiste, a partir de un análisis de sangre, en determinar cómo reaccionan los anticuerpos de la persona, frente a un conjunto de alimentos, determinando aquellos que son nocivos. Los resultados que la prueba aportará son:
Existen una serie de trastornos y molestias cuyo origen puede estar en la intolerancia alimentaria y cuya solución pasaría, tras un correcto diagnóstico de la intolerancia, por un cambio en la dieta. Entre dichos trastornos destacamos:
Trastornos gastrointestinales, que se pueden manifestar con diarreas, dolor de abdomen, estreñimiento, síndrome de colon irritable, etc.
Molestias de tipo neurológico como la migraña, cefaleas, mareos, vértigos, etc.
Afecciones en la piel, como psoriasis, acné, urticaria, eczema, etc
Trastornos endocrinos: Personas con problemas de obesidad sin respuesta a tratamientos para adelgazar, que luego si han funcionado al eliminar alimentos de su dieta.
Trastornos psicológicos, como la depresión, ansiedad, hiperactividad, etc
Problemas respiratorios, como la rinitis o el asma.
Otros, como la fibromialgia, artritis, etc
No se recomienda su realización si se quiere determinar la presencia de intolerancia al gluten, a la lactora o la presencia de una alergia alimentaria.