Trastornos de lectoescritura

Los trastornos de lectoescritura son las dificultades en el desarrollo de la lectura y de la escritura, cuya detección precoz es fundamental, para un eficaz tratamiento, que normalmente corresponderá realizar al logopeda, ayudado de un especialista en psicopedagogía, y cuyo éxito dependerá en gran medida, de una adecuada coordinación, con la escuela y con la familia.

La lectura y escritura se aprenden por los más pequeños al principio de ser escolarizados, y determinarán un correcto desempeño escolar, así como de las habilidades de comunicación. Si no se interviene a tiempo, nos podemos encontrar con dificultades de aprendizaje, problemas para el aprendizaje de idiomas, resolución de problemas matemáticos, comprensión de textos, que a su vez, darán lugar a problemas de autoestima. 

El trastorno de lectura más frecuente es la dislexia y la disortografía y disgrafía, son los más frecuentes trastornos de escritura.

Dislexia: Trastorno de lectura

La dislexia es un problema de tipo cognitivo, por la cual la persona afectada tiene dificultades para la lectura y por consiguiente para la escritura, que no se deben a problemas físicos o a déficits intelectuales. Los síntomas son lectura lenta, deletreo, dificultad para comprender lo que se lee, etc. Esto a su vez da lugar a un retraso en el resto de aprendizajes, generando personalidades retraídas o disruptivas.

El tratamiento de la dislexia será el volver a aprender a leer y escribir, pero adecuándolo a las posibilidades de la persona, sin errores, haciendo que el niño se sienta bien y disfrute de los éxitos.

Disortografía y disgrafía: Trastornos de escritura

La disortografía es un déficit de ortografía o código escrito, es decir, que se tiene dificultad para asociar sonidos, con normas de escritura de las palabras, es decir normas de ortografía. Los síntomas son cambio de sílabas, de letras, de palabras, confusión con los artículos, acentos, mal uso de las reglas gramaticales y faltas ortográficas.

La disgrafía hace referencia a cómo se escribe y al contenido de la escritura. Entre los síntomas están escribir o muy rápido o muy lento, con mala postura, cogiendo mal el lápiz, con letras apiñadas o que no se pueden leer, haciendo difícil que el texto se entienda.

El tratamiento debe tener como pilar básico el refuerzo positivo, es decir, reconocer los éxitos, para motivar al niño a que siga corrigiendo sus problemas. En el caso de disgrafía se recomienda la corrección postural, la mejora de la letra, etc. La disortografía se tratará enseñando reglas ortográficas, orientando hacia el uso del diccionario, haciendo ver la diferencia de significado de las palabras, en función de una u otra forma ortografía.

La coordinación de especialistas, en este caso, logopedas, psicólogos, psicopedagogos, maestros y del entorno familiar es fundamental, para superar estos problemas. 

Conoce los trastornos de lectoescritura

Para el niño el desarrollo adecuado de los procesos de lectura y escritura son aprendizajes esenciales, determinan su eficacia en los procesos académicos y potencian la comunicación con los demás. Hoy en día la detección de posibles dificultades en estos procesos de aprendizaje en los aulas debería ser una necesidad de primer nivel para poder salvar obstáculos y reflexionar cuál es la metodología más adaptativa para el niño. El fracaso en un modelo de aprendizaje ante un trastorno de lectoescritura puede conllevar una gran frustración para el menor puesto que se encontrará con grandes dificultades para asimilar nuevos idiomas, resolver problemas de matemáticas, comprender textos… y además de generar huellas en su autoestima fomentará que aprender sea algo negativo para el niño y que no esté motivado a intentarlo.

Muchos padres me preguntan ¿Con un buen modelo académico y con un entrenamiento en casa el niño puede obtener un adecuado rendimiento académico? La respuesta es sí, aportando información tanto a la familia con el niño, potenciando una intervención adaptada lo máximo y realizando un seguimiento continuado tanto del profesional como parte de la familia muchos niños llegan a tener unos resultados académicos igual que sus compañeros lo que conlleva no solo gratificación escolar sino un aumento de su autoestima.

Uno de los trastornos más conocidos de lectoescritura es la dislexia. Afecta aproximadamente a un 15% de la población escolar y adulta según las estadísticas y consisten en la existencia de dificultades en la lectura. Para Etchepareborda y Habib, 2000, la dislexia es una dificultad para la descodificación o lectura de palabras, por lo que estarían alterados alguno de los procesos cognitivos intermedios entre la recepción de la información y la elaboración del significado.

En la disgrafía en cambio se producen dificultades en la expresión escrita donde el niño no es capaz de ordenar las letras adecuadamente, poner las ideas sobre el papel y realizar un desarrollo escrito adecuado.

La disortografia es también un trastorno específico de la escritura. La persona comete constantes errores en la escritura sobre todo se diferencia de la disgrafia en que las confusiones afectan a la palabra y no a su forma que puede ser adecuada.

Todos estos trastornos de lectoescritura no se deben a causas psicológicas, culturales o sociales la etiología está enfocada en el área del neurodesarrollo.

Tratamiento en trastornos de lectoescritura

El tratamiento en los trastornos de lectoescritura tiene una base común pero técnicas y enfoques diferenciados en función de la edad del niño. Las dificultades en la etapa preescolar son las alteraciones del lenguaje y senso-perceptivas encontrándose el niño problemas para distinguir colores, tamaños o esquemas corporales. Es fundamental la utilización del juego a la hora de intentar reconducir estas problemáticas ya que la edad del niño no permite la interiorización a través de otros formatos.

Una vez que el niño se escolariza se puede detectar de manera más clara que en la etapa preescolar la existencia de algún trastorno, uno de los trastornos de lectoescritura más comunes es la dislexia. Entre los 6 y los 8 años el profesional tendrá como objetivos: aumentar la conciencia fonológica tanto oral como escrita, la automatización de la mecánica lectora y el entrenamiento práctico sin exigirle tareas por encima de sus capacidades.

Tipología de ejercicios utilizados:

Ejercicios de Atención

Se entrena la atención sostenida, la diferenciación de estímulos para potenciar la comprensión de estructuras con objetos y gráficos. Se utilizan fichas con siluetas, ejercicios de localización de rápida de datos, laberintos, buscar diferencias entre conjuntos de colores y tamaños, matrices de letras o símbolos.

Ejercicios de Lenguaje

Se trabaja la correcta articulación de fonemas y el aumento y enriquecimiento de la comprensión y expresión oral. Se utilizan ejercicios que tengan que completar palabras con algunos de sus segmentos por ejemplo dando al niño una imagen con una sílaba para que la complete. Componer palabras con sílabas y fonemas que nos dan. Se potencia la adquisición de vocabulario y el entrenamiento en fluidez verbal.

Ejercicios de Lectoescritura

Se utilizan fichas donde se repasan letras mientras se leen, asociar grafías a palabras, y al revés asociar palabras a grafías, buscar sílabas. Son necesarios para reconocer los signos y las letras insistiendo en aquellas que se detecten que el niño tiene más dificultad.

Ejercicios Perceptivo-Motores

Se fomenta el aprendizaje de colores, formas, tamaños, localización espacial, así como el autoconocimiento motriz y corporal por parte del niño. Se utilizan láminas, gráficos, fichas donde el niño escucha una letra y tiene que hacer dibujos de cosas que empiecen por esa letra, fichas con contenidos espaciales sobre ejes de coordenadas y relojes.

Preguntas y respuestas sobre trastornos de lectoescritura

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