El ácido fólico es una vitamina muy necesaria durante el embarazo, ya que ayuda a prevenir malformaciones en el bebé y anemia en la mujer.
Los especialistas recomiendan a las embarazadas tomar diariamente un suplemento de ácido fólico, incluso lo indican tres meses antes de iniciar las gestación en aquellas que están buscando el embarazo.
El ácido fólico es una vitamina, concretamente la B9, que juega un papel muy relevante en el embarazo. Este interciene en la división de las células y origina la formación de órganos y tejidos del bebé.
Por esta razón es imprescindible tomar alimentos ricos en ácido fólico, incluso antes de quedarse embarazadas, para tener reservas de esta vitamina.
Tomar ácido fólico correctamente reduce hasta en un 70% el riesgo de que el bebe nazca con algún defecto del tubo neural (el más conocido es la espina bífida) y en un 40% el riesgo de padecer otro tipo de malformaciones, como labio leporino o paladar hendido.
Se ha demostrado además que tomar ácido fólico en los primeros meses del embarazo ayuda a prevenir problemas cardíacos en el bebé.
También para la futura madre el ácido fólico es importante, ayuda a alcanzar el volumen de glóbulos rojos que necesita durante el embarazo. Además, un grupo de investigadores la Universidad de Ottawa (Canadá), ha demostrado que el ácido fólico es útil para reducir el riesgo de preeclampsia, un problema que tiene relación con la hipertensión y que puede llegar a ser grave.
El ácido fólico puede encontrarse principalmente en las verduras de hoja verde intenso, tales como las acelgas, lechugas o espinacas, y también, aunque en menor medida en las legumbres, las frutas cítricas como las naranjas o los limones, los frutos secos o la leche. Algunas marcas de láctros ofrecen productos enriquecidos con ácido fólico, especiales para tomarlos durante el embarazo.
Es conveniente tomar este tipo de productos más de lo habitual, pero la cantidad necesaria de vitamina B9 (ácido fólico) durante el embarazo, es decir, 0,4 mg diarios (más aún en las mujeres fumadoras o que esperan gemelos), no puede obtenerse únicamente de los alimentos.
Por esta razón el ginecólogo recetará un suplemento, indicando además cuanto tiempo debe tomar la futura madre. Generalmente se receta en el primer trimestre del embarazo, luego se indique un descanso, para retomarlo al final del embarazo y durante la lactancia, con el objetivo de prevenir anemias.
Si la mujer no ha tomado ácido fólico desde antes del embarazo, o en los casos en los que haya un riesgo considerable de que el bebé pueda sufrir alguna malformación del tubo neural o facial, es probable que el médico recete a la embarazada ácido folínico, cuya acción en el organismo es más rápida.
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