La colitis ulcerosa es una enfermedad intestinal que afecta al colon, de tipo autoinmune, inflamatoria, crónica y no contagiosa. A continuación, abordaremos profundizaremos en su definición, así como en sus diferentes síntomas, posibles causas y tratamiento.
Asimismo, es importante señalar que la colitis ulcerosa a veces se asimila a la enfermedad inflamatoria intestinal crónica (EII), un término que incluye dos enfermedades: colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn. Ambas tienen elementos en común, como tratarse de una inflamación crónica y progresiva del intestino, además de ser de evolución variable y, en buena medida, también impredecible. Sin embargo, la colitis ulcerosa afecta principalmente al intestino, en particular al grueso y el recto.
Además de lo apuntado, a la hora de plantearnos qué es la colitis ulcerosa resulta práctico conocer que se trata de una patología que puede ocurrir a cualquier edad, si bien es más frecuente en la adolescencia y al inicio de la edad adulta.
Se produce una inflamación de la mucosa del colon o intestino grueso, es decir, de la piel o pared que lo recubre, produciendo una serie de síntomas similares a la gastroenteritis, razón por la que es importante un buen diagnóstico por parte del especialista en digestivo, que la diferencie de ésta, así como de la enfermedad de Crohn, pongamos por caso.
A diferencia de la gastroenteritis, en esta ocasión no responde como ésta, y su curación resulta más complicada, en el sentido de que no desaparece por sí sola, pudiendo llegar a producir sangrado.
Entender cuáles son las causas de la colitis ulcerosa podría ser un gran paso adelante en su terapéutica e incluso a la hora de prevenirla. Sin embargo, todavía no se han conseguido determinar las mismas. No con exactitud, al menos.
Como hemos apuntado, se conoce que se trata de una enfermedad autoinmune, lo cual nos obliga a hablar de una predisposición genética a considerar distintos factores (ambientales, de la dieta, etc.) como un enemigo que hay que atacar, produciéndose una inflamación. Así pues, se conoce el mecanismo que provoca la inflamación y, a consecuencia de ella, los síntomas. Por lo tanto, este ataque autoinmune causa los síntomas de la colitis ulcerosa.
En cuanto a las causas que podrían promoverla, podemos mencionar la influencia genética, la dieta, algunos fármacos (antiinflamatorios como el ibuprofeno, especialmente) y algunas infecciones.
Los síntomas de colitis ulcerosa merman la calidad de vida del paciente y varían en cada caso, pero por lo general incluyen dolor abdominal, calambres y diarrea o estreñimiento, malestar general, dolor en las articulaciones, agotamiento, falta de apetito, anorexia, incontinencia, fiebre, sangre en las heces o, por ejemplo, pérdida de peso. Igualmente, pueden afectarse otros órganos como los ojos, el hígado o aumentar la coagulación de la sangre, con lo que los síntomas variarán.
En cuanto al diagnóstico, el especialista en trastornos digestivos (gastroenterólogo o coloproctólogo) analizará los síntomas y realizará las pruebas que estime necesarias para determinar la etapa y posibles complicaciones, además de descartar otras enfermedades. La colonoscopia es una prueba habitual.
Controlar los síntomas es el objetivo de un tratamiento farmacológico, pero éste no siempre es efectivo, en cuyo caso puede recomendarse la cirugía con fines terapéuticos. Los antiinflamatorios intestinales ayudan a reducir la inflamación del tracto digestivo y los corticosteroides a promover la remisión.
Igualmente, habida cuenta de que se trata de una enfermedad autoinmune, son útiles los fármacos inmunosupresores, además de los antibióticos o antidiarreicos, siempre en función de la opinión médica, con el fin de personalizar cada diagnóstico.
La cirugía, por otra parte, extirpa una parte del intestino y recurrir a la intervención sí tiene el objetivo de curar. Aun así, hay que considerar posibles riesgos y también secuelas importantes, como llevar una bolsa exterior para recoger las heces en pacientes ostomizados.
Imagen: RicHard-59 en Wikimedia
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