Lo más común es desconocer qué es rectorragia en medicina, por lo que vamos a comenzar explicándolo de forma rápida y sencilla. Así pues, sin entrar en excesivos detalles, definiremos la rectorragia o proctorragia como un tipo de hemorragia provocada por la pérdida de sangre roja o fresca a través del ano.
Una vez aclarado su significado muy brevemente, para comenzar a conocer qué es rectorragia hemos de ampliar la definición abordando sus causas y otros conceptos médicos de interés, como sus síntomas más frecuentes, diagnóstico y posible tratamiento.
Comenzaremos diciendo que esta expulsión de sangre que se produce a través del recto o ano es un problema de salud relativamente frecuente, y que no siempre está asociado a la defecación. Por lo tanto, la rectorragia puede ser un signo de que se padece un problema del aparato digestivo de mayor o menor importancia, por lo general en el intestino delgado, colon o recto.
Igualmente, a menudo su origen suele localizarse tanto en el colon descendente como en el recto. Si la sangre es roja brillante, puede indicar que el sangrado se produce en el colon o recto, y si su tono es oscuro podría venir del intestino delgado o el colon. De ser prácticamente negra, el origen del sangrado se podría localizar en el estómago o la primera porción del intestino delgado.
La consulta al médico en cuanto se detecte la presencia de esta sangre o algunos signos que acompañan la rectorragia, lógicamente, es importante. Puede sospecharse que se sufre cuando además de la misma presencia de sangre en las heces o en el papel higiénico se siente dolor y prurito rectales y abdominal, así como una inflamación de la zona. A nivel general, el paciente puede sentirse confuso y mareado, llegando incluso al desmayo.
También es posible que venga acompañada de una diarrea con coágulos de sangre y no siempre resulta dolorosa. Asimismo, puede ocurrir antes, durante o después de la defecación.
En cuanto a las pruebas para el diagnóstico causal, éste se establece mediante la realización de exploración física, anamnesis o recogida de datos del paciente mediante una conversación y algunas pruebas complementarias. Entre ellas, el enema opaco, la colonoscopia o, por ejemplo, la endoscopia.
A la hora de determinar qué causas la explican, podemos citar como más habituales desde la diverticulosis, el prolapso rectal, úlceras o tumores en el tracto digestivo, hasta fisuras anales, hemorroides, angiomas intestinales o, entre otras, la enfermedad inflamatoria intestinal.
Una vez diagnosticada la causa que la provoca, se establecerá un tratamiento. Por lo tanto, éste será específico para cada paciente. Tengamos en cuenta que éstas pueden ser muy distintas, desde las apuntadas hasta un simple estreñimiento o evacuaciones duras y secas u otras más graves, entre ellas un cáncer anal o de colon, así como infecciones provocadas por bacterias, como la salmonella, potencialmente mortal.
Por último, es importante señalar la importancia de acudir al médico o especialistas del aparato digestivo, específicamente el proctólogo, experto en patologías relacionadas con el ano, si bien es posible que, antes o después del diagnóstico, se necesite un tratamiento multidisciplinar.
No en vano, incluso cuando el sangrado cesa de forma espontánea, se debe realizar el diagnóstico. De otro modo, podríamos lamentar no haber actuado en el caso de que fuese un síntoma de un problema de salud serio. En suma, se trata de no dejar pasar la aparición de signos clínicos o síntomas para así poder prevenir algún posible problema de salud y, en caso de padecerlo, conseguir un diagnóstico lo más temprano posible de cara a facilitar su curación con un mejor pronóstico.
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