Las hemorroides son venas dilatadas de forma permanente, que se encuentran en el ano o el recto, pudiendo ser internas o externas. Lógicamente, esta distinción es fundamental a la hora de responder a la pregunta planteada en este artículo. Aunque no del todo, puesto que también las hemorroides internas pueden ser visibles en sus etapas más avanzadas.
A continuación, veremos cómo son las hemorroides, es decir, distinguiremos entre las externas, fáciles de identificar, y las internas, más complicadas, pero no siempre, como apuntamos.
Para saber si podemos verlas, en primer lugar, deberíamos conocer los síntomas que nos permitirán avanzar en la respuesta a una cuestión previa nada baladí: si realmente las tenemos. Sobre todo, en el caso de las internas, aunque el diagnóstico médico no puede sustituirse, obviamente, por las meras sospechas o creencias que pueda tener el paciente.
Las hemorroides externas aparecen en el orificio del ano y alrededor de éste, inflamando la zona. En general, para verlas hemos de tener en cuenta que, al estar situadas afuera es posible hacerlo fácilmente, a diferencia de las internas, que se encuentran dentro de la pared anal, sin que ello suponga que no puedan salir afuera.
Por lo tanto, la hemorroide interna es más difícil de identificar ya que no siempre es visible (a diferencia de la hemorroide externa). Así pues, aunque la externa se pueda ver, es importante conocer los síntomas: sangrado en el papel higiénico o en las heces, dolor, ardor y dificultad para defecar, sentarse o caminar, pequeños bultos en la zona hemorroidal descrita. Igualmente, el paciente siente una sensación de incomodidad en la pared anal, así como un disconfort general en el día a día, que se intensifica cuando va a defecar, especialmente cuando se tienen crisis.
Como hemos apuntado, las hemorroides internas se forman en el ano o en la parte inferior del recto y, por lo general, son menos dolorosas que las externas. Aunque forman una pequeña protuberancia y evolucionan agravándose en distintas fases, no podemos verla, salvo cuando su gravedad hace que salgan. Por lo tanto, el grado de las hemorroides internas y, por supuesto, también su identificación misma, se confirman mediante diagnóstico médico.
Para verlas, tengamos en cuenta que la hemorroides internas de primer grado no se ven, siendo cuando evoluciona su gravedad cuando sale del ano al defecar, volviendo a introducirse de forma espontánea cuando se finaliza el esfuerzo. Será en el tercer y cuarto grado cuando sea más visible, pudiendo reintroducirse con los dedos tras defecar o, en los casos más graves, quedando en el exterior.
También es interesante saber que uno de los síntomas de las hemorroides internas es la aparición de moco a su alrededor. Por lo tanto, si con las heces sale una especie de modo, podría ser un signo de que se padecen hemorroides internas.
En la consulta, la primera vez que se acude se debe confirmar el diagnóstico. El hecho de que se hayan apreciado algunos síntomas, incluso que se haya visto la masa o masas no significa que inequívocamente se trate de hemorroides.
Por lo tanto, debe examinarse en la región mediante exploración externa y, en fin, descartar otras posibles causas para finalmente determinar que se padece de hemorroides.
De ser hemorroides internas, el médico podría palparlas en el interior del recto. En general, si al mejorar el estilo de vida en cuanto a alimentación y vida activa los síntomas desaparecen, es que estamos ante un caso de hemorroides.
Por lo tanto, si se pretende reconocer una hemorroide, verlas o sufrir determinados síntomas no es suficiente para concluir que realmente se trata de este problema. En todo caso, es aconsejable consultar a un médico sin demora, sin excusas cuando se aprecia sangrado anal. No olvidemos que este síntoma puede esconder una condición médica más seria y actuar a tiempo puede ser tremendamente ventajoso.
Imagen: J. Guntau en Wikipedia
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