Las hemorroides internas o externas, inflamación de las venas que provoca comenzón e incluso sangrado, son frecuentes en hombres y mujeres, si bien se trata de un problema también característico en el periodo de gestación. En concreto, afecta a aproximadamente el 30 o 40 por ciento de las mujeres embarazadas y, aunque puede aparecer en cualquier fase de la gestación, suele hacerlo generalmente en el segundo o tercer trimestre de embarazo.
Consultar al médico es importante no solo para recibir el tratamiento adecuado sino también para confirmar el diagnóstico. De hecho, sobre todo cuando son hemorroides que cursan con sangrado, es importante dilucidar si el sangrado es fruto de las mismas y no de una enfermedad más grave que pudiera afectar al feto.
Por lo tanto, para mayor tranquilidad, siempre es mejor que un especialista realice el diagnóstico. Igualmente, junto a las hemorroides pueden aparecer fisuras anales, y sus síntomas son similares, por lo que también es importante el diagnóstico para distinguirlas y encontrar el tratamiento o tratamientos.
El tratamiento habitual para las hemorroides, basado en distintos fármacos y en cirugía en los casos más graves, durante el embarazo debe adaptarse a lo adecuado para el paciente, tanto por su estado de gestación como por las posibles particularidades de cada paciente.
Por lo tanto, las palabras hemorroides, embarazo y tratamiento deben conjugarse de forma adecuada por el ginecólogo a la hora de determinar qué terapia, desde fármacos a consejos para su alivio, serán mejores para el paciente.
De forma orientativa, podemos afirmar que las hemorroides en el embarazo requieren un tratamiento que no suponga un riesgo ni para la futura madre ni, por supuesto, para el feto. Cuando las hemorroides son muy dolorosas se puede recetar medicación tópica o supositorios.
Las cremas, pomadas o supositorios pueden ser un remedio puntual, es decir, no las eliminan o curan, pero sí ayudan a combatir los molestos síntomas de un modo mínimamente invasivo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los productos que encontramos en la farmacia son recomendables para mujeres embarazadas.
De este modo, acudir al especialista para que recomiende la crema, pomada o supositorios apropiados para cada paciente en particular, es el modo de evitar formulaciones que incluyan ingredientes no recomendables o contraindicados en su composición. Entre otros, se deben evitar aquellos productos que incluyen corticoides y otras sustancias químicas que puedan suponer un riesgo. Con mayor motivo en el caso de pacientes que estén medicándose y/o pueden padecer alguna condición médica.
En cuanto al posible alivio con métodos naturales, la aplicación de calor o frío podría ayudar a calmar la zona. Por un lado, los baños de asiento con agua templada, sin llegar a extremos, o también de agua fría e incluso con hielo, nunca aplicado directamente.
También se recomienda utilizar papel higiénico húmedo (toallitas), además de limpiar la zona tras defecar para evitar posibles infecciones y llevar ropa interior de materiales transpirables, idealmente de algodón, así como diseños confortables que no provoquen roces ni molestias en general.
Por último, la prevención de hemorroides durante el embarazo es posible y es quizá el mejor tratamiento. No en todos los casos, pero sí podría ser eficaz para muchas mujeres luchar contra el estreñimiento. Por lo general, se aconseja no permanecer mucho tiempo de pie o sentado, llevar una dieta rica en fibra (cereales integrales, fruta y verdura...) e hidratarse, así como evitar el sedentarismo, siempre y cuando no se trate de un embarazo que aconseje reposo, lógicamente. Por otra parte, una prevención ayuda también a prevenir las hemorroides post parto.
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