Una tendinitis es, básicamente, una inflamación del tendón, si bien también se conoce con los nombres de tendinosis o tendinopatía. Aunque se trata de una parte de la anatomía, concretamente del músculo, muy resistente y flexible, pero poco elástico. Asimismo, la circulación también es pobre, con lo que, cuando sufre algún golpe o se le somete a movimientos repetitivos, la recuperación suele ser lenta y difícil.
La tendinitis suele aparecer en el hombro, en la mano, en el dedo gordo, en la muñeca o en el tobillo, si bien identificar de dónde viene el dolor y, en fin, hacer un correcto diagnóstico es importante. A continuación, veremos cómo identificar señales que indican que se podría estar padeciendo una tendinitis, así como el modo de establecer un diagnóstico en una consulta.
Sin embargo, existen algunas señales que nos indican que tenemos tendinitis, a falta de un diagnóstico que lo confirme. A continuación, daremos algunas pistas que nos ayuden a responder a la recurrente pregunta de "cómo saber si tengo tendinitis".
El dolor se centra en el tendón, no en el resto del músculo y puede venir acompañado de una cierta inflamación. Es decir, se trata de un dolor específico que no siempre se puede identificar fácilmente sin la ayuda del especialista en traumatología, en este caso.
En concreto, es un dolor agudo, que se localiza en el tendón o tendones, con lo que hemos de centrarnos en observar si el dolor tiene su origen en la articulación de que se trate, y no tanto provenir de forma del músculo en general.
Entre otras maneras de descartar que se trate de una tendinitis, fijémonos en el momento en el que se produce el mismo y en el modo en que el dolor influye en la función del músculo. Si se tienen dificultades o la imposibilidad de realizar un movimiento podría tratarse de una tendinitis.
Por otra parte, cuando el dolor aparece durante el ejercicio o acción concreta, y no solo al finalizar, aumentan las probabilidades de que se trate de una tendinitis. Igualmente, una vez comienza a doler, el dolor no desaparece con el paso del tiempo.
Más allá de los síntomas que nos puedan hacer sospechar que sufrimos una tendinitis, el especialista realizará exámenes y pruebas que permitan tener la certeza. No en vano, existen otras patologías que pueden confundirse con la tendinitis, y algunas de ellas son de cierta gravedad.
El dolor aumentará durante la palpación, por ejemplo, así como con el uso del tendón y, como hemos apuntado, en algunos casos también se podría observar una cierta inflamación. Asimismo, dentro del examen físico se evaluará el calor en la piel que se encuentra en la zona.
Asimismo, se consultará al paciente si realiza actividades repetitivas en el trabajo o en el ámbito deportivo, fundamentalmente. Si bien la tendinitis puede ocurrir en cualquier tendón, suele centrarse en aquellos tendones que son propensos por razones de anatomía y/o por el estilo de vida u otras características del paciente.
No siempre se realizan pruebas radiológicas, salvo que se quieran descartar otras patologías y, por otro lado, se pueden realizar ecografías de alta resolución o resonancias magnéticas para observar no solo si el tendón está dañado sino de qué modo lo está, con el fin de saber el tipo de tendinitis concreto que se sufre.
Aunque se trata de la enfermedad más frecuente de los tendones, se deben descartar otras enfermedades que también afectan a los tendones. Entre ellas, la entesopatía, que suele afectar al talón, y la tenosinovitis, cuyos síntomas sin similares a la tendinitis, si bien puede tener un origen infeccioso y requerir una intervención quirúrgica y el tratamiento con antibióticos.
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