El ruido que puede hacer un hueso, ese crujido o chasquido momentáneo que resulta llamativo y, en algunos casos, también preocupante, es relativamente habitual. ¿Pero cuál es el motivo, por qué crujen los huesos? ¿Es normal o alerta de un problema?
Como ocurre con tantos otros signos o síntomas, las causas que expliquen por qué suenan los huesos pueden ser variadas. En general, puede afirmarse que existen diferentes tipos de ruidos y también de causas, además de acompañarse o no por dolor, sensación de roce o de lesiones, así como de un desgaste de una articulación.
A diferencia de ruidos que puedan deberse a una artrosis de rodilla, pongamos por caso, o a un problema lumbar, el característico ruido de los nudillos que se produce como consecuencia de un fenómeno de cavitación. En particular, cuando se fuerza su flexión, y aunque no es aconsejable hacerlo a propósito, como tal, el ruido no es preocupante, puesto que se debe a dicho fenómeno.
Básicamente, se produce por la formación de un vacío que produce burbujas de aire en el fluido sinovial a partir del nitrógeno que se encuentra en dicha sustancia, concretamente entre los huesos de las articulaciones. Nada por lo que preocuparse, pero no deja de ser una fricción que puede ocasionar daños si se repite en exceso.
Otra posibilidad es el ruido producido cuando nos agachamos, al ponernos en cuclillas. Es entonces cuando las rodillas pueden crujir, haciendo un sonido que se denomina crepitación. En este caso, lo que ocurre es que el cartílago articular, la superficie por la que se deslizan las articulaciones cuando hay movimiento, no es todo lo liso que debiera.
El desgaste de dicha articulación explicaría este típico crujido, lo cual supone una señal de que la misma no está en óptimas condiciones, si bien cuando no viene acompañado de dolor u otros síntomas no debería preocupar.
Por lo tanto, si nos preguntamos por qué crujen los huesos, la respuesta puede ser distinta, ante lo cual se debe considerar la aparición de distintas molestias que acompañen a ese ruido para poder estar en la pista de cuál es su causa. A continuación, veremos algunas pautas que nos ayuden a distinguir entre un ruido común, no patológico, y otro que realmente sea un síntoma de un problema de salud.
El dolor, la inflamación y las molestias que puedan acompañar a esos chasquidos o ruidos es clave para que estos motiven la visita al especialista. O, en caso de tener diagnosticada una enfermedad que pudiera explicarlos, para confirmar que realmente es así.
Por lo tanto, puede afirmarse de forma orientativa que, mientras el ruido de los huesos o articulaciones no resulte doloroso o curse con inflamación o se produzca junto con otras molestias o síntomas, en principio, no debería ser problemático.
De producirse dolor u otras molestias, debería ser el especialista quien realice el diagnóstico correspondiente, buscando su causa, bien sea de tipo mecánico o consecuencia de alguna patología. Y, en todo caso, lo cierto es que cuando huesos o articulaciones hacen ruido, aunque no sintamos dolor, hinchazón, bloqueo u otros problemas que limiten la movilidad o alerte de un problema de salud, deberíamos estar atentos.
Es decir, si nos suenan los huesos o articulaciones, aunque no lo consideremos preocupante, tengamos en cuenta que podríamos estar manteniendo posturas poco saludables o ergonómicas, así como manteniendo un estilo de vida poco recomendable. En estos casos, las revisiones médicas pueden ayudar a prevenir posibles problemas de salud futuros, ya que en ocasiones esos crujidos están alertando de un desgaste o malos hábitos.
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