Entrevista a María Olsanska, psicóloga en Centro Bravo de Salud Integral

María Olsanska: "La cuestión no está en dejar de sentir ansiedad, sino en aprender a gestionarla y prevenir que ésta interfiera en nuestras vidas"

"Para gestionar la ansiedad el mindfulness es muy importante, nos permite tratar con una emoción desagradable, sin reprimirla. También es necesario aprender a detectar pensamientos distorsionados, fundamentalmente los de carácter catastrofista, que magnifican la importancia de los peligros."

María Olsanska es Doctora en Psicología. Cuenta con una amplia experiencia en la atención a pacientes adultos con problemas de depresión y ansiedad, y pacientes infantiles con dificultades escolares, ansiedad, problemas de convivencia o TDAH. El abordaje de las diferentes problemáticas y trastornos, que realiza en su consulta, combina lo mejor de diferentes escuelas terapéuticas especialmente la psicoterapia humanista, mindfulness, terapia gestalt y otras. Desarrolla su actividad profesional en el Centro Bravo de Salud Integral.

La ansiedad es un problema común en la población, ¿por qué sentimos ansiedad?

La ansiedad, una forma específica del miedo, es algo inherente al ser humano. El psicólogo Daniel Goleman, autor del libro "Inteligencia emocional", afirma que somos descendientes de los más miedosos de la prehistoria. Sólo aquellos individuos que eran capaces de anticipar los posibles peligros en circunstancias adversas, como podía ser vivir en una selva llena de depredadores, conseguían sobrevivir. Y estas personas miedosas, nuestros tataratatara... abuelos, empezaron a desarrollar una sociedad más civilizada en la que los peligros que atentaran contra la vida fueran cada vez más pequeños. Sin embargo, la forma de experimentar nuestras emociones no ha evolucionado mucho desde entonces.

En ocasiones, al igual que nuestros antepasados prehistóricos, sentimos miedo que nos resulta útil (por ejemplo, al acercarnos a un precipicio). En otras ocasiones, en cambio, sentimos una ansiedad excesiva, irracional, que perjudica nuestro rendimiento y genera un gran malestar. Muchas personas sienten ansiedad anticipando supuestos desastres que jamás ocurrirán o que no serán tan terribles e imposibles de superar como podía parecerles originalmente.

¿Dejar de sentir ansiedad o aprender a gestionarla?

La cuestión no está en dejar de sentir ansiedad, algo que podría volvernos personas especialmente temerarias; y que además resulta imposible: cualquier persona seguramente tenga la experiencia de intentar dejar de sentir ansiedad y observar que cuanto más lo intente, más ansiosa se sentirá. Lo que sí es importante, es aprender a gestionar esta ansiedad y prevenir que ésta interfiera en nuestras vidas, y nos impida tener un desarrollo sano y completo.

Si no gestionamos bien la ansiedad (entendida como una emoción que sentimos al anticipar un posible peligro), ésta puede evolucionar hacia lo que denominamos un trastorno de ansiedad, un conjunto de síntomas de ansiedad prolongado en el tiempo y que interfiere con la calidad de vida y la realización de actividades cotidianas.

Los trastornos de ansiedad pueden manifestarse en diferentes campos: desde una preocupación constante por cualquier asunto, una sensación general de ansiedad y agobio, ansiedad ante la interacción social o ante otras circunstancias específicas, hasta su expresión extrema en forma de ataques de pánico y que pueden llevar a una persona a recluirse en su casa de por vida.

¿Cómo prevenir la ansiedad?

Para prevenir estos trastornos de ansiedad, es importante aprender a gestionar la ansiedad. Hay mucha formas de aprender esto, quizás la más importante sea el mindfulness (la atención plena).

El mindfulness, entendido como un conjunto de prácticas de "entrenar y educar nuestra mente y sobre todo la capacidad de prestar atención", tiene múltiples beneficios, uno de ellos es que nos permite tratar con una emoción desagradable, sin reprimirla, sino aprendiendo a crear una distancia, ver la emoción como algo diferente a nosotros. También es muy importante aprender a detectar pensamientos distorsionados, fundamentalmente los de carácter catastrofista, que magnifican la importancia de los peligros. Por supuesto, también una gran cantidad de trabajo sobre nuestro cuerpo, desde técnicas de relajación y respiración, el yoga, o la práctica de cualquier deporte pueden ayudarnos liberarnos de las tensiones acumuladas a la hora de hacer frente a nuestras obligaciones y generar más emociones positivas.

En resumen, para que la ansiedad no acabe por dominar nuestra vida, es preciso asumir la responsabilidad sobre nuestra salud y bienestar y cuidarnos de manera proactiva.

¿Se diagnostica cada vez más el TDAH en la infancia?, ¿están todos los profesionales de acuerdo con este diagnóstico?

El TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad) se diagnostica cada vez más frecuentemente en la infancia. Recibir este diagnóstico puede suponer un verdadero desafío para los padres y para el niño/a. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta categoría no está libre de polémica. De hecho, el diagnóstico muchas veces constituye una etiqueta que se le asigna a un niño/a, en ocasiones a edades muy tempranas, generalmente al comenzar la educación primaria (a veces incluso antes).

Esta etiqueta hace creer al niño/a y a su entorno en que hay trastorno de base orgánica, visto casi como una discapacidad, y que es susceptible de ser tratado con medicación, que de alguna manera va "manteniendo a raya" el trastorno. Sin embargo, impide ver las dificultades del niño/a en su contexto, como algo susceptible de ser resuelto mediante el aprendizaje de nuevas habilidades. Por supuesto que son muy frecuentes los problemas de atención, concentración y control de impulsos en los niños, si bien hay que tener precaución con estas etiquetas.

Para el abordaje terapéutico de estas dificultades en mi práctica clínica, me ha resultado de mucha mayor utilidad el marco teórico de las inteligencias múltiples, formuladas por el psicólogo Howard Gardner. Desde mi punto de vista, los menores con esta dificultad, más que tener un trastorno, destacan en habilidades físicas y deportivas y tienen la necesidad de expresarlas y desarrollarlas. Sin embargo, al destacar en estas habilidades, pueden tener menos desarrolladas las habilidades en lo que se podría considerar una "inteligencia lingüística o numérica".

El entorno escolar habitualmente prioriza estas últimas habilidades, en detrimento de las físicas y deportivas. Además, estos niños suelen tener una clara preferencia por aprender a través del canal cinestésico, es decir, a través de la práctica, los movimientos y la manipulación de los objetos, pero el entorno escolar generalmente organiza el aprendizaje a través de los canales visual y auditivo. Muchas familias que acuden a mi consulta esperan que confirme el diagnóstico del TDAH y se encuentran, incrédulos, con que suelo destacar todas las cualidades positivas de su hijo/a.

¿Cómo actuar ante esta dificultad?,¿cuáles deben ser las señales que alerten a los padres?

El resaltar las cualidades positivas del niño, no significa que no haya que actuar ante estas dificultades, ya que existe una dificultad real de adaptación a un entorno específico. Además, al igual que un niño/a que saque buenas notas pero le cuestan los deportes, necesita desarrollar también su faceta física, un niño/a que sea buen deportista, necesita aprender cómo mejorar su capacidad para concentrarse, para leer un texto o razonar de manera abstracta, etc.

Las señales que pueden alertar de la necesidad de una intervención son la dificultad para mantener atención durante la clase en el colegio, dificultad para mantenerse sentado/a y en silencio cuando la situación lo requiera o la dificultad para concentrarse en los deberes que haya que hacer en casa. Además, hay que tener en cuenta que estos comportamientos en cierta medida son normales en todos los niños y niñas y que debemos verlo como algo ante lo que haya que actuar sólo en caso de que sea algo sostenido en el tiempo, suponga que el niño/a lo pase mal en el aula, o dificulte la labor docente de los profesores.

En caso de que sea necesaria esta intervención, recomiendo siempre, antes de recurrir de forma precipitada a la medicación, buscar un profesional cuyos métodos se basen en potenciar las cualidades del niño/a, analizar todas las dificultades de forma detallada, relacionándolas con su contexto y enseñar aquellas habilidades que necesite el menor: mejorar la concentración, gestionar las emociones, aprender a organizarse y a veces también perder el miedo ante las tareas de tipo académico. Es importante también que el profesional incluya en la intervención a la familia para enseñarles cómo motivar adecuadamente al niño/a, cómo afrontar las situaciones difíciles y cómo potenciar sus capacidades deportivas.

02 de diciembre de 2019 | Tema: Psicólogo


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María Olsanska

Psicóloga en Madrid - Psicología

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