La bulimia es uno de los trastornos de la alimentación más frecuentes, junto con la anorexia, caracterizado por la ingesta de alimentos en grandes cantidades, que puede ir seguido de la utilización de laxantes o de autoprovocarse vómitos. A diferencia de la anorexia, el peso no es inferior al 85% del peso ideal. Se da más frecuentemente en mujeres que en varones y suele empezar en la edad adolescente.
Los factores biológicos, genéticos, sociales, psicológicos, culturales y familiares, están presentes en la aparición de la bulimia.
Hay factores coincidentes con los que desencadenan la anorexia, como por ejemplo la adicción a las drogas, la obesidad, problemas afectivos con la familia, ser paciente de diabetes, determinados aspectos de la personalidad o el tener un idealización del peso y la figura que se debe tener.
¿Qué nos puede hacer sospechar que una persona es bulímica?
Algunas de las consecuencias que conlleva la bulimia son:
El diagnóstico de la bulimia es complejo, ya que ocultar los vómitos o la utilización de laxantes forma parte de la propia enfermedad y resulta sencillo. El especialista en psiquiatría, tendrá que realizar una entrevista en profundidad, que ponga de manifiesto cómo se relaciona la persona con su cuerpo. El examen físico es importante, para determinar secuelas de la bulimia.
Esta patología requiere un tratamiento multidisciplinar e individualizado, en función de las necesidades de cada persona, en el que participarán nutricionistas, psicólogos, psiquiatras.
Por un lado será necesario el tratamiento psicológico mediante psicoterapia, buscando que se corrija el imaginario de físico ideal. El nutricionista por su lado, tendrá que educarle para que mantenga unos hábitos de alimentación óptimos y una dieta equilibrada.