Endoscopia ginecológica
La endoscopia ginecológica es una práctica médica, en el ámbito de la ginecología, de carácter mínimamente invasiva, que puede tener finalidad diagnóstica o quirúrgica, y que se utiliza para tratar problemas que afectan a la salud de las mujeres y la fertilidad, de forma efectiva y segura. Los dos tipos de intervenciones son la histeroscopia y la laparoscopia.
Histeroscopia
Histeroscopia diagnóstica: Permite ver al interior del útero o matriz. La técnica consiste en introducir el histeroscopio, o telescopio de tan sólo 4 mm. por el cuello del útero, con lo que no es necesario hacer incisión, ni tampoco anestesiar. Dura 20-30 minutos y no necesita ingreso hospitalario.
Histeroscopia quirúrgica: Se utiliza para extirpar pólipos, miomas o tratar problemas de adherencia, sin necesidad de incisión vaginal o abdominal, ya que se introduce un histeroscopio quirúrgico por el cuello del útero, con todo el instrumental necesario para la intervención.
Laparoscopia
Tiene también un carácter diagnóstico y quirúrgico. En este caso se realiza una incisión muy pequeña en el ombligo, para introducir una pequeña videocámara, que permite observar la cavidad abdominal, detectando la presencia de patologías, que se podrán intervenir, introduciendo para ello, a través de otra incisión, los instrumentos y pinzas necesarias para ello.
Su utilización se relaciona con el tratamiento de patologías que pueden provocar problemas de infertilidad en la mujer y otras:
- Endometriosis
- Embarazo ectópico
- Dolor de pelvis crónico
- Cirugías de las trompas, ligadura de trompas y de los ovarios
- Incontinencia de orina por esfuerzo
- Histerectomías
- Etc
Ventajas de la endoscopia ginecológica
La endoscopia ginecológica al igual que cualquier cirugía mínimamente invasiva conlleva una recuperación más rápida y menos dolorosa que con la cirugía convencional.
El ingreso hospitalario, si se produce, es por un corto período de tiempo, disminuyendo el riesgo de infección posoperatoria.
Los efectos secundarios son mínimos.
