Fisura anal

Las fisuras anales o fisura en ano son una pequeña grieta o lesión superficial situada en la pared anal que pueden afectar a personas de cualquier edad. Por lo general, tienen un buen pronóstico y suelen responder bien a un tratamiento simple, basado sobre todo en una mayor ingesta de fibra o baños de asiento. Sin embargo, para su curación podrían precisarse fármacos o incluso un tratamiento quirúrgico.

¿Qué es la fisura anal?

A la hora de explicar qué es una fisura en el ano, podemos decir que es un pequeño desgarro en la base del recto, concretamente en el tejido fino y húmedo (mucosa) que lo recubre. Causa un dolor agudo y un ligero sangrado, sobre todo en el momento de la defecación.

Las fisuras anales pueden ser agudas o crónicas. Las primeras son puntuales, de tipo superficial y suelen cicatrizar rápidamente (en no más de 6 semanas), mientras las fisuras anales crónicas son, como dice el propio término, una pequeña herida permanente. En estos casos, la herida es más profunda.

Posibles causas de la fisura anal

Entre las causas más comunes de la fisura anal se encuentra una evacuación de heces duras de gran tamaño, sobre todo cuando cursa con estreñimiento y el paciente realiza un gran esfuerzo a la hora de defecar. Es entonces cuando aumenta el riesgo de desgarro. A su vez, puede deberse también a una diarrea prolongada o crónica, así como a la lentitud del flujo sanguíneo o a diversas patologías como el VIH, tuberculosis, cáncer de ano, la enfermedad de Crohn (enfermedad intestinal inflamatoria) o, por ejemplo, herpes.

En el primer año de vida, muchos bebes sufren una fisura anal, cuya causa se desconoce. De igual manera, pueden sufrirse tras el parto o al mantener relaciones sexuales anales.

Signos y síntomas de la fisura anal y cuándo acudir al médico

El dolor durante y tras la evacuación intestinal, que puede prolongarse durante varias horas, así como sangre en las heces o el papel higiénico, de color rojo brillante.

Igualmente, se siente picor e irritación alrededor del ano, junto a una grieta en la piel que puede ir acompañada de un bultito. En las fisuras crónicas de mayor gravedad, éstas pueden confundirse con hemorroides.

Se recomienda acudir al médico cuando se observan estos signos y síntomas apuntados. De no haberlo hecho desde un principio, es importante hacerlo si, mejorando la dieta e intentando un alivio con baños de asiento, no se obtiene el resultado esperado.

Tratamiento de la fisura anal

Una fisura en el ano rara vez requiere de cirugía, aunque en los casos más graves intervenir puede resultar efectivo como único método terapéutico realmente eficaz. Si se diagnostica una fisura anal aguda, como hemos apuntado, puede bastar una terapia basada en una dieta rica en fibra y líquido, así como analgésicos y pomadas locales.

El objetivo es ablandar las heces, con lo que se propicia la cicatrización de la herida. De considerarse necesario operar, se realiza un corte parcial en el esfínter anal, además de resecarse los márgenes de la fisura.

¿Se puede prevenir la fisura anal?

Como hemos apuntado, en muchas ocasiones el estreñimiento y diversas enfermedades intestinales, entre otras patologías, aumentan el riesgo de este tipo de desgarros. Por lo tanto, cuidar la salud digestiva y optar por dietas saludables ricas en fibra, así como activar el tránsito intestinal con una vida activa son claves para su prevención.

Aun así, como también hemos referido, no siempre es posible su prevención. En muchas ocasiones, la fisura en el ano se produce como consecuencia de enfermedades que, a su vez, son difíciles o imposibles de prevenir. En cuanto a la penetración anal, la fisura anal es una lesión común que puede evitarse evitando este tipo de prácticas o utilizando lubricantes, entre otros métodos para que la misma sea suave, sin forzar la penetración.