Hipermetropía

Se conoce como hipermetropía al defecto refractivo que hace que veamos mal los objetos que tenemos cerca.

El ojo hipermétrope tiene un tamaño menor de lo normal, haciendo que las imagenes que percibimos se enfoquen detras de la retina, viendose desenfocadas.

La hipermetropía es muy común en la infancia, y puede ser compensada por nuestro propio ojo haciendo un esfuerzo de enfoque provocando la fatiga visual, desenfoques y dolores de cabeza.

El principal tratamiento de la hipermetropía es la utilización de las gafas y lentillas, siendo posible también su tratamiento mediante la cirugía refractiva laser y las lentes intraoculares fáquicas.

Por Clínica Rementería 

La hipermetropía es un defecto de visión frecuente que puede corregirse con gafas o lentillas, así como recurriendo a la cirugía refractiva. Normalmente se manifiesta con una visión borrosa e incómoda de cerca, aunque también podrían manifestarse problemas para ver de lejos.

A diferencia de otros defectos refractivos, como la presbicia, la miopía o la vista cansada, la hipermetropía la provoca una pérdida de la capacidad de acomodación del cristalino que ocurre con el paso del tiempo.

Los problemas refractivos de deben a un mal funcionamiento óptico que consiste en la incapacidad del ojo para proporcionar una buena imagen por un mal enfoque en la retina.

Definición de la hipermetropía

Podemos definir brevemente la hipermetropía como un trastorno de la refracción que hace converger los rayos de luz detrás de la retina, ocasionando una visión borrosa de cerca, si bien puede afectar a la visión de lejos a partir de cierta edad.

El hecho de que la imagen se enfoque detrás de la retina y no sobre ella se debe a diferentes causas, como por ejemplo que el ojo no sea lo suficientemente alargado, o bien a una menor potencia óptica de su cristalino y/o de su córnea.

¿Cómo se corrige la hipermetropía?

La hipermetropía se produce en la gran mayoría de los niños, tal y como veremos en el último epígrafe, si bien en la mayoría de los casos se soluciona por sí mismo con el paso de los años, puesto que normalmente se trata de un mero problema de desarrollo.

La hipermetropía que se produce en adultos también puede tolerarse fácilmente gracias a la capacidad del ojo de compensar este defecto mediante la acomodación, un mecanismo natural de enfoque del ojo. Sin embargo, en casos más graves o sencillamente con el paso de los años, normalmente a partir de los 40 años ésta se acentúa.

La incapacidad del cristalino para realizar la compensación deja de poder neutralizar este defecto, acentuándose los problemas de visión. Es entonces cuando se acrecientan las dificultades en la visión cercana, las fatiga visual y los dolores de cabeza, en cuyo caso se aconseja el uso de gafas o lentes de contacto.

Este defecto óptico también puede corregirse con la cirugía refractiva de la córnea para su remodelación o implantando una lente intraocular, pudiéndose utilizar métodos convencionales o llevando a cabo una intervención con láser.

Hipermetropía y astigmatismo

La hipermetropía puede aparecer sola o junto con el astigmatismo, otro problema refractivo igualmente frecuente.

El astigmatismo se produce por un incorrecto enfoque de objetos cercanos y lejanos a consecuencia de una curvatura dispar en la córnea, por lo que la luz se enfoca delante, detrás o en la misma retina.

El resultado es una vista borrosa de objetos cercanos y lejanos. Por lo tanto, son síntomas similares a los de la hipermetropía, si bien conviene realizar un diagnóstico adecuado, teniendo en cuenta que ambos defectos pueden aparecer asociados. Su tratamiento puede realizarse conjuntamente mediante cirugía refractiva láser.

Hipermetropía y presbicia

La presbicia o vista cansada la ocasiona una pérdida de elasticidad de los músculos del interior del ojo debido a la edad. El músculo ciliar y el cristalino pierden la capacidad para acomodar con el paso del tiempo y se pierde la buena visión, impidiendo ver con claridad los objetos cercanos.

La vista cansada no tiene cura y el tratamiento consiste en el uso de gafas o en soluciones quirúrgicas. Por su parte, la hipermetropía afecta sobre todo a la visión de cerca, por lo que son situaciones similares, pero solo la presbicia es progresiva.

Hipermetropía infantil

Al margen de que la hipermetropía a veces sea hereditaria, su aparición es muy común entre los recién nacidos, debido a una falta de desarrollo del ojo. De hecho, la gran mayoría de los bebés son hipermétropes, aunque no se trata de una hipermetropía convencional.

En ocasiones, se requiere el uso de lentes correctoras para evitar el riesgo de estrabismo que se puede desarrollar al forzar la vista en un intento de compensar este problema. Así pues, puede considerarse normal que el niño sea hipermétrope, si bien el oftalmólogo debería revisar cada caso para determinar su gravedad y, en fin, si es necesario o no tratamiento.

En la mayoría de los casos no es necesario tratarlo, puesto que el defecto se compensa, como apuntamos. Sin embargo, en los casos más graves dicha acomodación puede provocar síntomas como dolor de cabeza, visión borrosa, estrabismo y ojo vago.

Si todo transcurre con normalidad, la hipermetropía infantil desaparecerá conforme vaya creciendo el niño, corrigiéndose por lo general a la edad de 5 años. En caso contrario, podría ser necesario aplicar medidas correctoras, si fuese necesario desde un principio, razón por la que se recomienda una primera revisión ya desde los primeros meses de edad, idealmente al cumplir los 6 meses.

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