La vitrificación de óvulos es una técnica de reproducción asistida mediante la cual se logra preservar óvulos maduros de una mujer. Se trata de un método utilizado mediante la congelación ultra rápida, capaz de mantener las células intactas durante un periodo de tiempo indefinido.
A diferencia de la congelación de óvulos, esta técnica supone un gran avance, puesto las nuevas técnicas de vitrificación proporcionan tasas más altas de concepción que el anterior sistema de congelación lenta. En ambos casos, sin embargo, el objetivo es preservar la fertilidad mediante la congelación de los óvulos.
El proceso es relativamente corto, pues no dura más de dos semanas y salvo un posible malestar abdominal de carácter ligero que desaparece al finalizar el tratamiento, carece de efectos secundarios que representen un problema para la salud.
El tratamiento, por lo general, implica dos desplazamientos a la clínica, una primera vez para llevar a cabo los controles médicos de rigor, explicar los detalles del proceso y solventar posibles dudas.
En la segunda visita comienza el tratamiento en sí, que básicamente se lleva a cabo mediante la aspiración folicular, previa estimulación de la ovulación.
Explicado de forma breve, la aspiración folicular es una intervención sencilla que no precisa sedación. Gracias a aquella se obtienen los óvulos de los ovarios, comúnmente en torno a 12 ó 15 de ellos.
Si tenemos en cuenta que, desde su nacimiento, cada mujer tiene una reserva ovárica de cientos de miles de ovocitos, el número de óvulos extraído es mínimo, por lo que no afecta a dicha reserva de un modo sustancial. Finalmente, tras la aspiración, se procede a la vitrificación y criogenización de los óvulos.
Más allá del proceso general, el procedimiento de la vitrificación de óvulos es una técnica que tiene estipulado un protocolo específico. En primer lugar, después de la estimulación ovárica se comienza con la extracción de los ovocitos del ovario con ayuda de una pequeña punción.
A continuación, se seleccionan los ovocitos maduros y se les somete a la vitrificación mediante la técnica de que se trate. Se les sumerge en una solución sacarosa que elimina el agua que contienen para así evitar la formación de cristales que pudieran dañarlos en el momento de la congelación.
A continuación se colocan en una pajuela, una especie de tubo de ensayo, y se preparan para la crioconservación. Después de sumergirlas en hidrógeno líquido a menos 196 grados centígrados se congelan de forma muy rápida. Una vez congelados, se conservan hasta momento en el que serán utilizados.
Para descongelar los óvulos se aplica un proceso inverso, y lo cierto es que una de las desventajas de esta técnica es que no todos los óvulos soportan la descongelación. Asimismo, vitrificar los óvulos no garantiza el embarazo.
La vitrificación de óvulos suele estar indicado, en general, para mujeres que por cualquier motivo posponen su maternidad, bien porque no tienen pensado ser madres todavía, sin razón concreta, o, pongamos por caso, porque no tienen la pareja ideal ello o prefieren progresar en el trabajo antes de empezar a tener hijos.
También puede ser de gran utilidad para las mujeres que sufren determinadas enfermedades o cirugías que lo aconsejen. Un ejemplo son las pacientes oncológicas que se tengan que someter a un tratamiento de radioterapia o de quimioterapia, que disminuye la reserva ovárica. O también aquellas que tengan que realizarse una cirugía de endometriosis. Si se vitrifican antes los óvulos, una vez que la persona se recupere, puede recurrir a sus óvulos vitrificados.
Dentro de los casos sometidos a tratamientos de fertilidad, se recomienda a las pacientes con baja respuesta o, por ejemplo en aquellas a las que es preferible realizar la transferencia embrionaria en un ciclo distinto a la estimulación folicular.
Los precios de la vitrificación de óvulos dependen en gran medida de la técnica empleada y de la política de precios de cada centro, si bien a título orientativo puede establecerse como precio promedio de una vitrificación de óvulos de entre 2.500 y 3.200 euros.
Al coste del tratamiento hay que añadir otros gastos como su mantenimiento. En ocasiones surgen dudas sobre las variaciones de tarifas en función de la edad, sobre todo en lo que respecta al precio a los 40 años o incluso más edad.
Al respecto, hemos de tener en cuenta que en algunas clínicas no se realiza ya a partir de edades anteriores, en torno a los 38 años, y los expertos recomiendan hacerlo antes de los 35 años.
En todo caso, el precio dependerá de los óvulos que se puedan conseguir, una cuestión que depende en gran medida de la edad, y ello repercute en el coste final. Tengamos en cuenta que, según las estadísticas, los óvulos de una mujer de 40 años tiene una fecundidad de apenas el 7 por ciento, al margen del buen estado de salud de la persona.
Por último, también es posible la congelación del esperma. Se trata de un proceso más sencillo y económico que suele aconsejarse a hombres a partir de la cincuentena, si bien su calidad no empeora tanto como en el caso de los ovocitos.
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El proceso consiste en un hallazgo técnico reciente que permite a la mujer conservar sus óvulos para poder acceder a la maternidad más tardía. De hecho, el proceso es parecido al de la fecundación in vitro, y consiste en dar una medicación estimuladora a la paciente durante más o menos 10 días y después extraerlos mediante una punción ovárica que necesita una anestesia suave. Los óvulos se congelan de una forma específica a la que se denomina vitrificación ovárica y se conservan en nitrógeno líquido hasta que se quieran utilizar.
Si llega el momento, se descongelan y se fecundan con espermatozoides del donante, de forma que no hay que preocuparse de la calidad de los óvulos a causa de la edad. Ya es una técnica que están usando muchas mujeres a las que les preocupa su fertilidad pero que necesitan retrasar su maternidad. Con ella, se podría avanzar mucho en fertilidad femenina, ya que es un procedimiento relativamente sencillo y útil.
El Mundo, Febrero 2017