¿Cómo afecta el confinamiento a niños con TEA? Recomendaciones

Entrevista a Silvia Cámara Barrio

"Dependiendo de cada niño con TEA, Trastorno del Espectro Autista, y de la gravedad de cada cuadro clínico las implicaciones del confinamiento pueden ser diferentes. En aquellos cuadros más graves, con mayores dificultades de adaptación a los cambios de rutina y de comprensión del entorno, con dificultades cognitivas y de comunicación, las reacciones pueden ser más extremas."

Silvia Cámara Barrio es doctora en psicología y psicóloga clínica, especialista en neuropsicología infantil. Licenciada en Psicología  y Doctora por la Universidad de Salamanca. Cuenta con un Máster en Neuropsicología Clínica por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Actualmente ejerce como psicóloga clínica y neuropsicóloga en la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Universitario Niño Jesús.

¿Cómo afecta el confinamiento a niños con TEA?

El diagnóstico de TEA se caracteriza por dificultades en la comunicación verbal y social, rigidez en los patrones conductuales y de pensamiento, intereses restringidos, presencia de rituales, y/o hipersensibilidad ante ciertos estímulos. Dependiendo de cada caso pueden predominar más unos síntomas u otros.

Ante la situación de confinamiento, esta sintomatología puede verse agravada. El aislamiento social al que nos vemos sometidos, incrementa la falta de interés social de los niños. Los rituales o conductas repetitivas pueden aumentar en frecuencia y aparecer en más momentos que habitualmente.

Dependiendo de cada persona, pueden aparecer reacciones como irritabilidad y agresividad que son más difícilmente tolerables, o cuyo manejo en el entorno familiar puede ser complicado.

¿Qué recomendaciones pueden seguir los padres en el cuidado de niños con TEA?

Algunas de las recomendaciones que pueden seguir son las siguientes:

  • Utilizar una explicación sencilla de la situación apoyándose en cuentos o pictogramas que favorezcan la comprensión de lo que está pasando. Es importante ponerse en el lugar del niño y ver qué cantidad y qué tipo de información puede entender, tolerar y gestionar.
  • Realizar con el niño un horario visual, donde él se pueda anticipar a las actividades que va a haber a lo largo de ese día. Podéis pedirles que dibujen su propio horario y que elijan las actividades que quieran realizar, siempre guiado por los padres o tutores.
  • Respetar los tiempos de descanso, manteniendo el horario de sueño y siesta. Un buen descanso favorece el bienestar psicológico.
  • Realizar una actividad física que pueda ser un sistema de canalización del malestar y promover el bienestar.
  • Permanecer en contacto con el centro escolar, que guíe las actividades escolares. Es importante tratar de mantener los avances realizados, pequeñas tareas, repasar ejercicios ya realizados en el colegio…etc.
  • Tener en cuenta que ellos al igual que nosotros están atravesando un momento único y excepcional, lo cual puede provocar malestar tanto en ellos como en los padres. Permitir que esas emociones se verbalicen, se validen, se entiendan y se acepten. Para esto, pueden usarse imágenes de diferentes emociones. Se puede reservar un momento en el día para hablar o explicar cómo se ha sentido cada uno de los miembros de la familia a lo largo del día.
  • Dejar tiempo para el juego, tanto individual como en familia. Mantener espacios de divertimento y risas.

¿Por cuánto tiempo se recomienda a los niños salir a la calle?

En la medida de lo posible se recomienda respetar el confinamiento, por protección en primer lugar, hacia ellos mismos.

En los casos donde no sea posible intentar reducir al mínimo la exposición al exterior y realizar un paseo que permita respirar aire fresco, gastar energía física, liberar endorfinas y volver a casa con energía renovada.

Los padres son los que mejor conocen a sus hijos y los máximos interesados en preservar su salud. Por tanto, seguro que van a ser capaces de determinan cuánto tiempo de salida necesita su hijo en ese momento.

¿Hay diferencias significativas entre los distintos trastornos del espectro autista?

Dependiendo de cada niño y de la gravedad de cada cuadro clínico las implicaciones del confinamiento pueden ser diferentes. En aquellos cuadros más graves, con mayores dificultades de adaptación a los cambios de rutina y de comprensión del entorno, con dificultades cognitivas y de comunicación, las reacciones pueden ser más extremas. Puede aparecer mayor irritabilidad, agresividad, incremento de rituales o conductas repetitivas, nerviosismo, alteraciones en el sueño o la alimentación, siendo más dificultoso su manejo. Debido a las características clínicas en estos niños, la compresión de la situación se hace muy difícil, por lo que se encuentran en una situación nueva, repentina, de la que no son capaces de entender apropiadamente lo que está ocurriendo.

En aquellos casos en los que no aparecen normalmente alteraciones conductuales y el TEA no cursa con dificultades cognitivas la adaptación va a ser más sencilla a la situación.

En los cuadros leves, donde el nivel de adaptación se puede asemejar a la de cualquier otro niño, la manifestación de malestar o la adaptación a las nuevas rutinas va a ser más llevadero.

Si el confinamiento y el coronavirus se convierte en uno de los intereses del pequeño, la obsesión por el tema puede llegar a generar gran miedo, conductas de limpieza repetitivas, hablar constantemente sobre el tema, búsqueda de información excesiva o reaseguraciones constantes con los adultos.

Dependiente de la gravedad de la sintomatología y de las características individuales más predominantes en cada niño así se manifestará el efecto sobre cada uno.

¿Qué recomendaciones específicas hay para el bienestar de los padres en un momento difícil como este?

La incertidumbre propia de la situación y la preocupación por los menores en la casa con diagnóstico de TEA incrementa en los padres sentimientos de preocupación, miedo, desbordamiento, ansiedad o tristeza. Algunos de los puntos que recomendamos básicos en padres de niños con TEA:

  • Tanto los niños como ellos pueden tener momentos de desbordamiento, que es necesario aceptar como parte del proceso que atravesamos. No tratemos de evitar que ocurran. Permitámonos expresar nuestros miedos, sentimientos y emociones, de forma que nos permita canalizar el estrés.
  • Aumentar la tolerancia ante ciertos síntomas y aspectos que pueden verse agravados en estas circunstancias.
  • Buscar “espacios individuales” para los progenitores. Momentos de desconexión en individual. Un padre o una madre descansado es capaz de aumentar la tolerancia y paciencia.
  • Si hay varios adultos en casa establecer una organización de las tareas en casa, y de las obligaciones respecto a los niños, de forma que ninguno de los adultos llegue a verse sobrepasado por la carga de la casa y el cuidado familiar.
  • Bajar el nivel de autoexigencia. Permitámonos no estar al 100%. Hay días mejores y peores. El nivel de energía fluctúa por la propia situación. No todos los días nuestro cuerpo y nuestra mente se van a comportar de la misma manera.
  • Para poder cuidar, es importante que nos cuidemos. Mantener hábitos saludables en los papás favorecerá un mejor cuidado del niño. La calma que puede transmitir el adulto va a tener un impacto positivo en la conducta y bienestar del niño.
30 de marzo de 2020 | Tema: Psicólogo Autismo


Silvia Cámara Barrio

Psicóloga en Madrid - Psicóloga Clínica

Avda. Menéndez Pelayo, 65 (Hospital Infantil Universitario Niño Jesús) - 28009 Madrid