La efectividad de las pastillas anticonceptivas es una cuestión recurrente. No en vano, su uso busca precisamente que ésta sea lo mayor posible. Sin embargo, la respuesta no es sencilla, puesto que en la efectividad influyen distintos factores, como vamos a ver a continuación.
Aun así, es posible dar datos aproximados. Por ejemplo, si se toma a diario (minipíldoras) o siguiendo el programa de que se trate (cada 21 o 22 días), con sus respectivos descansos, su eficacia es muy alta, así como no estar medicándose. Por pasiva, por lo tanto, podemos afirmar que algunos medicamentos (los antibióticos, antidepresivos, etc.) pueden reducirla, así como olvidarse de tomarla algunos días. Tengamos presente que solo un día de olvido puede suponer un embarazo.
Pero no son los únicos factores, puesto que puede reducir la efectividad si la persona tiene algún problema de salud o, también sin llegar a tomar medicamentos, si está tomando suplementos a base de hierbas o carbón activado, entre otros componentes. O incluso introducidos en la misma alimentación. De hecho, hay alimentos que pueden afectar a su eficacia.
El consumo de alcohol también puede alterar la absorción, además de los vómitos y la diarrea. Por otra parte, los estados emocionales pueden alterar las hormonas y, con ello, retrasar el periodo, lo cual no significa que se esté embarazada, puesto que sería un síntoma de lo expuesto.
En teoría, su efectividad, en porcentajes, es casi completa, del 99 por ciento cuando se toma de forma correcta, si bien las estadísticas ofrecen una media del 91 por ciento, puesto que en la práctica no se toma de forma correcta o se producen interacciones con medicamentos u otros factores, afectando a su eficacia.
Yendo a lo práctico, aun tomando la píldora de forma correcta, no está garantizada una eficacia del ciento por ciento. Así pues, a pesar de su gran efectividad, existe la probabilidad de embarazo. Por lo tanto, el dispositivo intrauterino (DIU) o implante es más efectivo, pues su eficacia sí es completa.
Si nos centramos en los preparados combinados (estrógeno y gestágeno), encontraremos diferentes tipos de efectividad dependiendo del tipo de píldora de que se trate. A continuación, indicaremos el Índice de Pearl (IP) en los distintos tipos de píldoras combinadas, un método empleado para medir la eficacia de los diferentes métodos anticonceptivos. Para la píldora monofásica, su cifra, que indica el número de embarazos no planificados por cada 100 mujeres al año determina una gran eficacia, concretamente entre el 0,2 y el 0,5.
La micropíldora y la combinada trifásica también son muy eficaces, con un IP igual, y lo mismo cabe decir de la píldora combinada bifásica, entre el 0,2 y el 0,7. Por su parte, la minipíldora tradicional, que contiene progestágeno en una concentración mínima, tiene una eficacia de Pearl entre 0,8 y 3, por lo que tiene una eficacia menor.
Aun así, su efectividad depende especialmente de que se tome de forma correcta. Por último, la píldora sin estrógenos, que únicamente tiene gestágenos (desogestrel) tiene un IP de entre el 0,1 y el 0,4, un método muy seguro.
Cuando se comienzan a tomar píldoras anticonceptivas, al margen del día del mes en el que se comience, es importante usar un método anticonceptivo complementario, como los condones, durante una semana. Posteriormente, se pueden seguir usando para prevenir las enfermedades de transmisión sexual.
La píldora clásica (incluye progestágenos y estrógenos) se suele empezar a tomar el primer día de regla y la protección comienza desde ese mismo día, tomándose durante 21, 22 o 28 días, dependiendo del preparado. En el caso de los 21 y 22 días, al finalizar el paquete se realiza una pausa de seis o siete días, y así de forma sucesiva.
Con las píldoras que se toman durante 28 días, sin realizar pausa alguna, los olvidos son menos probables. Asimismo, hay que tener en cuenta que el efecto contraceptivo se mantiene durante los días de pausa.
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