Las lunares rojos que aparecen en la piel, también llamados puntos rubí, son un signo del envejecimiento de la piel. Su aparición no debe preocupar, puesto que son benignos, si bien pueden ser un síntoma de algún desorden o enfermedad en nuestro organismo.
Normalmente, los lunares en la piel rojos no provocan síntomas al margen de su aspecto, no demasiado estético, pero de llevar aparejados síntomas como ardor, comezón o dolor. En este caso, sería aconsejable consultar al dermatólogo.
Lunar rojo: Angioma, Nevus Rubi o Cherry
Comúnmente denominados lunares rojos o puntos rubí, con ellos nos estamos refiriendo, en términos médicos, a Nevus Rubi, Angiomas o Nevus cherry. En concreto, el lunar rojo en la piel es una dilatación vascular que muy rara vez se observa en niños, ya que suelen aparecen en la edad adulta, sobre todo en personas de piel blanca.
Los origina un crecimiento anormal de los vasos sanguíneos y su tamaño no suele superar los 4 milímetros. Su aparición en brazos, pecho, espalda, talones, axilas, zonas genitales, piernas o rostro, entre otras áreas, puede obedecer a diferentes causas, como el embarazo u otras condiciones que conlleven desórdenes hormonales.
El envejecimiento de la piel o la exposición solar son otras posibles causas. Por otra parte, la predisposición genética también puede jugar su papel. Sea como fuere, cuando aparecen en lugares expuestos al sol, como las manos, cara o brazos, pongamos por casos, se deben proteger con protector solar de elevado índice, así como evitando las horas centrales del día o, aún mejor, evitando la misma exposición solar.
Igualmente, puede ser un síntoma de una dieta desequilibrada o del padecimiento de un problema de salud. De hecho, se les considera indicadores cutáneos, sobre todo cuando aparecen de pronto y son muchos, sobre todo en el tórax, así como cuando tienen un tamaño especialmente grande.
¿Cuándo acudir al dermatólogo por lunares rojos?
En efecto, de igual modo que hemos apuntado que un lunar rojo en la piel no debe preocupar, esta afirmación es solo una generalidad que debe matizarse para casos concretos. Abundando en las orientaciones dadas en el anterior epígrafe, no podemos dejar de recordar que cualquier cambio de forma, tamaño o color debe verlo un médico.
Igualmente, si el paciente tiene problemas hepáticos o intestinales, su aparición podría estar relacionada con ellos, por lo que bien para realizar un diagnóstico al respecto sería importante acudir al especialista. Ampliando el foco, lógicamente, cualquier problema de salud que preocupe al paciente, bien por haber sido diagnosticado y recibir tratamiento como por estar pendiente de ello, aconseja que se ponga en conocimiento médico la aparición de lunares rojos.
Bien al dermatólogo como al especialista del aparato digestivo, o incluso a ambos, incluyendo en la lista al médico de cabecera o a cualquier otro especialista relacionado con el problema de salud de que se trate.
Por último, su eliminación es posible mediante distintas opciones, si bien es una opción personal, puesto que por lo general no entrañan riesgo para la salud. Se trata, sobre todo, de una cuestión estética, y pueden eliminarse mediante tecnologías como la electrocirugía, una intervención con láser o la criocirugía.
En estos casos, recurrir a un buen cirujano es importante para que el resultado sea satisfactorio. Antes de decidir hacerlo, por otro lado, el especialista debe valorar una serie de factores, como su tamaño, aspecto, situación o evolución de su crecimiento, sin olvidar la salud del paciente, como ocurre con cualquier otra intervención, por pequeña que sea. Igualmente, pueden funcionar bien los correctores de maquillaje, sin necesidad de recurrir a estos métodos, o sencillamente no tratarlos, sin dejar de vigilarlos y protegerlos de la exposición solar.
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