Antes de hablar de terapias, enfoquemos la cuestión desde la antomía de las hemorroides para entender mejor cómo aliviarlas o curarlas. Las hemorroides o almorranas son la dilatación de unas venas, venas que hay en el ano, denominadas del plexo rectal.
Unos vasos sanguíneos que se resienten cuando el retorno venoso se reduce por distintas causas, como el embarazo o la misma obesidad. Aumenta la presión intra abdominal o intrapélvica, propiciándolas, aunque también pueden ocasionarlas otras causas, como el estreñimiento, esfuerzos físicos intensos, abusos alimentarios, de alcohol, picantes, etc. o la misma herencia.
Así pues, las hemorroides externas del ano son simplemente este mismo tipo de problema cuando surge en una zona visible, es decir no están en el interior sino en un área externa. Concretamente, debajo de la línea pectínea, en el canal anal y la región perianal. Su aparición suele ser posterior a las internas, con lo que será el médico de cabecera o el proctólogo quien realice los exámenes y diagnósticos pertinentes.
Para curar las hemorroides se requiere tener en cuenta una serie de factores, entre ellas su gravedad, a su vez determinada por el grado de dilatación, entre otros aspectos a tener en cuenta. Básicamente, hemos de esperar a que el especialista determine si el diagnóstico es positivo, es decir, si se trata de hemorroides no complicadas, en cuyo caso será más fácil curarlas.
De lo contrario, podrían deberse a hemorroides secundarias por otra enfermedad o condición del paciente, como el embarazo, así como simplemente presentar un grado avanzado.
En primer lugar, los hábitos de vida son claves para devolver la salud a un ano con hemorroides externas. Llevar una dieta saludable es una condición necesaria para lograrlo, siendo moderados en la ingestión de grasas, condimentos, alcohol y, por el contrario, hay que incluir una suficiente frutas y verduras en la alimentación.
Además de la dieta rica en fibra, mejor no abusar del azúcar, sobre todo de la refinada y de un exceso de cualquier grupo de alimentos. Siempre, lógicamente, en función de las particularidades de cada paciente.
En cuanto a las medidas higiénicas, otro aspecto fundamental, es importante practicar el aseo de las regiones anal y perineal con agua y jabón. No se recomienda utilizar papel higiénico tradicional, sustituyéndolo por una limpieza con agua en el bidé o por papel húmedo.
También se aconseja crear un hábito regular al defecar para normalizar el movimiento intestinal y, por ejemplo, guardar reposo, -incluso permanecer en cama en los casos más complicados-, así como darse baños de asiento tibios o aplicar compresas localmente con el fin de aliviar las molestias.
En cuanto a los medicamentos, además de distintas pomadas o cremas hemorroidales, se pueden recetar laxantes si existe estreñimiento, sedantes, analgésicos, anti inflamatorios o flebotónicos, en caso de que estemos ante una tromboflebitis de las hemorroides, que puede producirse en las internas y también en las externas. Y, lógicamente, de ser unas hemorroides necrosadas o de cursar también infección, se emplearían antibióticos y, en algunos casos críticos podría necesitarse una intervención quirúrgica.
La cura completa no siempre es posible y, en todos los casos, las mejoras significativas requieren de tiempo y paciencia. Un buen control médico permitirá avanzar en su curación de la mejor forma, pero el paciente debe poner de su parte para hacerlo posible. Sea como fuera, una mejora de las hemorroides suele suponer, de por sí, una gran diferencia a la hora de recuperar la calidad de vida. Posteriormente, mantener un estilo de vida saludable ayudará a mantenerlas a raya.
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