Ya sean hemorroides internas o externas, estamos hablando de una inflamación de las venas que provoca un malestar importante, llegando a agravarse hasta sangrar. Sin embargo, el sangrado puede deberse a otras razones, por lo que es importante acudir al médico para confirmar el diagnóstico.
A continuación, veremos cómo tratar las hemorroides externas, sin olvidar las de pequeño tamaño, así como a las internas. Asimismo, daremos algunas pinceladas sobre su control a través de métodos naturales. Sin olvidar, por otra parte, que una curación completa es complicada en muchos casos, sobre todo cuando presentan un nivel avanzado.
Aun así, en sus primeros grados pueden minimizarse de forma importante gracias a la eficacia de los tratamientos que consiguen mejorarlas, logrando asimismo un alivio sintomático. Hasta tal punto de sanar, al menos en apariencia, puesto que pueden volver a agravarse, aunque lo cierto es que de la gran mayoría de los pacientes responden a los tratamientos para aliviar los síntomas. Un riesgo que corren incluso los pacientes intervenidos.
Tanto las hemorroides a nivel externo como interno pueden tratarse de tres modos: mediante tratamientos caseros que incluyen el cambio del estilo de vida, aplicando tratamientos médicos o, en casos más graves, recurriendo a la cirugía de hemorroides realizada por un especialista en cirugía. En todos los casos, con especial referencia a los tratamientos domésticos, se debe contar con la opinión médica.
Básicamente, la curación de las hemorroides externas dependerá de su gravedad, en función de que se hayan trombosado o no. En el primer caso, respondiendo así a cómo curar hemorroides externas pequeñas o, si se quiere, de menor gravedad, se puede llevar a cabo un tratamiento en casa o aplicar procedimientos médicos no quirúrgicos, además de poder ayudar con farmacología y completar con indicaciones en favor de una vida más saludable.
Por otra parte, cuando éstas son hemorroides externas trombosadas se puede recurrir tanto la aplicación de procedimientos médicos no quirúrgicos, resultando ineficaces los posibles remedios naturales o caseros. Por lo general, se considera la cirugía cuando resulta muy dolorosa o los métodos conservadores no dan el resultado esperado, además de existir otras alternativas, como la coagulación infrarroja o la ligadura de banda elástica.
El tratamiento de hemorroides internas depende de distintos aspectos, como su gravedad. En los casos más graves, lógicamente, los tratamientos caseros no son aconsejables, no tanto por su ineficacia, sino también por su posible agravamiento, así como por la probabilidad de que el sangrado se deba a otras causas que el especialista en digestivo deba analizar.
Una vez en la consulta, tras confirmarse el diagnóstico, el proctólogo podrá determinar qué tratamiento es el más adecuado para cada paciente, pudiendo realizar un tratamiento farmacológico o realizar procedimientos no quirúrgicos, así como recomendar pasar por quirófano. Además de aconsejar una serie de pautas que ayuden a mejorar el estilo de vida de cara a reducir sus síntomas y prevenir su agravamiento y reaparición.
Los remedios naturales, como hemos apuntado, ayudan a minimizar los síntomas o, cuanto menos, a reducirlos para que resulten más soportables. En general, son una ayuda complementaria que perderá eficacia conforme aumente la gravedad de las hemorroides, sean externas o internas.
Asimismo, pueden considerarse terapéuticos en cuanto previenen las recidivas. Entre otros, podemos citar la aplicación de calor o frío de forma local, baños de asiento con agua templada y seguir una serie de consejos en el día a día: utilizar toallitas húmedas en lugar de papel higiénico, mantener una higiene adecuada, llevar ropa interior transpirable, idealmente de algodón, que además permita libertad de movimientos.
Otros tips, por ejemplo, apuntan a huir del sedentarismo, a hidratarse lo suficiente o a no permanecer ni de pie ni sentados durante largo tiempo.
Finalmente la dieta también es importante, por ejemplo el consumo de alimentos ricos en fibras, ya que nos ayudarán a que se ablanden las heces, facilitando su expulsión. Un ejemplo de estos alimentos son las manzanas, las semillas de lino, el arroz o los cereales integrales, las lentejas o la remolacha. Por su parte, la ingesta de azúcar y grasa se considera bastante perjudicial. También se puede acudir a un especialista en nutrición.
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