Los análisis de orina son una prueba médica muy útil, que permite desde la identificación de infecciones hasta ayudar a hacer un diagnóstico de una enfermedad, del consumo de drogas o, por ejemplo, de un embarazo.
Realizado en laboratorio, el análisis de orina es el estudio biológico de la orina del paciente, que estudia distintas características y la composición de la misma, cuya presencia en ella podría indicar alguna alteración o patología. Tanto su apariencia, color, densidad y acidez (pH), como distintos elementos biológicos y químicos. Es muy utilizada por urólogos.
Dentro de estos últimos, se analizan diferentes tipos de células (glóbulos rojos y blancos, etc.) y bacterias, así como la glucosa, bilirrubina o, entre otros indicadores, la hemoglobina.
A este respecto, recordemos que la composición normal de la orina es de un 95 por ciento de agua, un 2,5 de urea, ácido úrico y creatinina (productos del metabolismo de las proteínas), así como un 2 por ciento de sales orgánicas e inorgánicas, además de pigmentos responsables de su característico color amarillento.
En condiciones normales, en la orina tiene unas determinadas características. En concreto, citando algunos de los elementos extraños más comunes, no deben encontrarse proteínas, glucosa, sangre, bacterias ni glóbulos blancos.
En general, el análisis de orina permite estudiar la función de los riñones, según su densidad, entre otros factores, además de la repercusión de distintas enfermedades, ya que los riñones producen la orina a partir de la filtración de la sangre.
Los análisis de orina, de este modo, son una gran fuente de información médica. Como hemos apuntado, además de confirmar o descartar un embarazo, en ellos es posible encontrar la presencia de gérmenes (normalmente bacterias) en la orina y detectar una infección.
Detectar gérmenes ayuda a diagnosticar una infección de orina, sobre todo cuando ésta cursa con dolor lumbar, fiebre o molestias e incluso dolor en la micción.
Igualmente, el análisis de orina también puede indicar si se padecen enfermedades del metabolismo o consumen drogas y tóxicos, ya sean ilegales o legales, entre éstas diversos medicamentos, como son la metadona, la morfina o los opiáceos. Ello es posible gracias a la presencia de sustancias que no se encuentran en la orina en condiciones normales.
El potencial médico de los análisis de orina no deja de demostrarse si estamos atentos a los nuevos avances en este sentido. Por citar un ejemplo, en un futuro esta sencilla prueba podría proporcionar información precisa a nuestro médico sobre la ingesta de alimentos, permitiendo un seguimiento nutricional.
Por lo pronto, esta utilidad, - de gran importancia habida cuenta de que la mayoría de los pacientes dan información falsa sobre lo que comen-, es el objetivo de investigadores británicos del Imperial College de Londres, si bien su desarrollo todavía está en una etapa temprana. Otras investigaciones están orientadas a la detección de cáncer en la orina o, pongamos por caso, ayudar a pronosticar la enfermedad de Alzhéimer.
Veamos algunos ejemplos prácticos: Los análisis de orina en los bebés realizados con el fin de detectar fenilcetonuria ayudan a diagnosticar un trastorno metabólico causado por un aminoácido que, de no tratarse, puede causar retraso mental grave.
Asimismo, el aumento de leucocitos, por ejemplo, es un factor clave para identificar una infección renal o pielonefritis o infección de la vía urinaria superior y, en general, inflamación y organismos infecciosos.
Detectar en la orina sustancias tales como albúmina, sodio, potasio o ácido úrico también es significativo. En concreto, la glucosa puede indicar diabetes (el azúcar aparece en la orina cuando la concentración en sangre sobrepasa un determinado nivel) y niveles anormales de albúmina, indicarán hipertensión, mientras la presencia de porfirina en la orina revelaría insuficiencia hepática, anemia o un envenenamiento por plomo.
Por su parte, la dosis de urea y creatinina hace luz sobre el funcionamiento de los riñones, permitiendo detectar un posible fallo. Y, en general, cuando se detecta una infección, su cultivo permite conocer cuál es el antibiótico apropiado.
Antes de su recogida no se necesita tomar ningún medicamento, si bien el médico debe conocer los fármacos y suplementos nutricionales que se esté tomando el paciente, pues no todos pueden identificarse, y algunos de ellos pueden alterar el resultado. Así pues, podría recomendarse no tomarlos previamente.
En su caso, también es importante que el médico sepa si la paciente está embarazada y, en ocasiones, se deberá llevar una deterinada dieta o evitar alimentos como la remolacha, que tiñe de rojo la orina.
La obtención de la muestra mediante un método de recogida estéril, que puede realizar el propio paciente en su hogar o en la consulta, preferiblemente con la orina de primera hora de la mañana.
No se necesita toda la orina, bastará con una muestra de alrededor de 10 milílitros, evitando el primer chorro de orina, ya que puede estar contaminado con gérmenes del tracto urinario. Una vez recogida, se cierra el bote con cuidado enseguida para prevenir su alteración, sin tocar los bordes del mismo ni su interior, y se deja a temperatura ambiente, aunque debe llevarse a la consulta del médico sin demasiada demora.
En caso de hacerse en la consulta, se le entrega al médico al momento y ya solo deberá esperarse el tiempo que se nos indique para conocer el resultado. Desde horas hasta días.
Activado un protocolo de análisis de orina y de sangre para el virus Zika en embarazadas
Las mujeres en periodo de gestación que hayan viajado a países en riesgo por el virus Zika deben someterse a diferentes pruebas diagnósticas, en concreto un análisis de sangre y análisis de orina si presentan algún tipo de sintomatología cuando llegan a España que pueda ser indicativa de la infección, según el protocolo que acaba de activar el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas.
Este procedimiento se ha publicado en un documento presentado hace unos días que pretende estandarizar las recomendaciones y el tratamiento a mujeres embarazadas que sospechen o que tengan un diagnóstico confirmado del virus. Este colectivo es el principal grupo de reisgo en relación con el virus, ya que se ha detectado un incremento del número de casos de microcefalia y otros problemas en recién nacidos hijos de mujeres infectadas.
Aún así, en el protocolo se reconoce que no hay ninguna evidencia que sugiera que las gestantes sean una población más susceptible de adquirir la infección o que este se presente con mayor virulencia durante el embarazo, pero es una forma de prevenir posibles problemas tanto en la madre como en el feto, sobre todo después de los indicativos de problemas en los recién nacidos con madres infectadas.