La artritis consiste en una inflamación de cualquiera de las articulaciones del organismo. No hay que confundirla con la artrosis que es una enfermedad degenerativa, que no produce inflamación, aunque también se conozca como osteoartritis. Existen gran variedad de artritis, que pueden afectar a los músculos, a los huesos, a las articulaciones y los tejidos que las sustentan.
Entre los diferentes tipos de artritis están la artritis reumatoide, que es la más frecuente, y que si ocurre en niños se conoce como artritis reumatoide juvenil, la artritis psoriásica, asociada la a psoriasis, la artritis infecciosa, cuando una infección vírica, bacteriana, parasitaria, etc. llega a las articulaciones.
El tratamiento dependerá del tipo de artritis y de su causa, y puede consistir en algún tipo de fármacos.
Se calcula que un 1% de la población española tiene psoriasis, es decir, unas 400.000 personas. De ellas, un 10% también padecen artritis psoriásica, una de las patologías en las que deriva esta enfermedad. Las partes del cuerpo que se ven más afectadas por esta enfermedad son las uñas, la piel y las articulaciones, que se pueden llegar a hinchar. Esto se ve con más frecuencia en las articulares de los pies, las manos y en los tendones.
La artritis psoriásica es una enfermedad inflamatoria de las articulaciones, y si no se trata a tiempo pueden sufrir una degeneración y alterarse su función. De hecho, los pacientes con psoriasis viven con miedo a desarrollar este tipo de artritis. En ocasiones incluso se presenta antes que los propios síntomas de la psoriasis.
Se trata de una enfermedad que, si no se trata de forma adecuada, puede afectar mucho a la calidad de vida del paciente. De hecho, se considera una enfermedad grave porque altera mucho la vida normal de quien la padece, por eso es crucial encontrar y seguir un tratamiento adecuado para poder paliar correctamente los síntomas que se desarrollan cuando se padece.