Las carillas dentales son una técnica de la odontología restauradora que tienen por objeto la corrección de problemas estéticos dentales que pueden haber sido ocasionados por fracturas, caries, alteraciones de color, etc. Se colocan sobre los dientes, en su parte anterior, pegándose con una especie de resina.
Las carillas dentales son una solución estética muy demandada que permite lucir una sonrisa más bonita de forma rápida y efectiva, sin tener que recurrir a las prótesis dentales.
Se trata de una alternativa económica frente a aquellas, tales como coronas, puesto que se colocan sobre los dientes dañados. De hecho, si encuentras que tu sonrisa es antiestética pero aún conservas los dientes, o su color desagradable a la vista, las carillas podrían ser la solución que estabas buscando.
Los dentistas recomiendan las carillas dentales en situaciones de dientes muy deteriorados, dientes mal colocados, amarillentos, con caries, etc. pero también con una funcionalidad estética.
Las carillas son una fina lámina del tamaño del diente, diseñadas para cubrirlo por su parte frontal, y están realizadas en cerámica o composite. En otras palabras, podemos definirlas como una fundas dentales a la medida que cubren la parte visible del diente mediante un elemento adhesivo.
Su utilidad es meramente estética. Es decir, proporcionan una sonrisa más hermosa, ya que ocultan los defectos, permitiendo elegir el tono de los dientes y mejorar tanto su color como su alineación y forma.
Independientemente del tipo de carilla de que se trate, su objetivo es el mismo: fijarse en la cara frontal de los dientes con fines estéticos, por lo que solo se aplican en los dientes delanteros visibles.
La diferencia la encontramos en los materiales de los distintos tipos de carillas dentales, y estas pueden ser de porcelana o cerámidas y de composite.
Carillas dentales cerámidas o de porcelana: Tienen un aspecto y dureza similares al esmalte dental natural, por lo que son de mayor durabilidad en cuanto al color y resistencia. Se utilizan para aquellos casos en que la estética es muy importante, son las más costosas
Carillas de composite o de resina: Están hechas con el mismo compuesto de los empastes, son menos durables, pero tienen la ventaja de conservar la estructura del diente, a costa de ser menos estéticas, pero también más económicas.
Tras una adecuada toma de medidas, elección del tono y material, se preparan los dientes para su colocación, que suele efectuarse bajo anestesia local. No se trata de una operación dolorosa, pero las molestias dependerán en gran medida de la pericia del dentista para saber reaccionar ante posibles movimientos involuntarios, pues el adhesivo utilizado es de contacto y requiere de una gran precisión.
Para lograr una sonrisa nueva, por lo general se precisan de dos a tres visitas al dentista, cada una de ellas de entre una y dos horas de duración. El resultado final debe ser armonioso en su conjunto, para lo cual se precisa una correcta alineación.
Al valorar dicho resultado, tengamos en cuenta de forma especial la razón que motivó su colocación, desde una mejor alineación de los dientes, corregir el tono o cambiar las forma de los dientes. Un antes y después satisfactorio, además, exige tanto un efecto natural como la durabilidad.
Aunque en general podemos afirmar que las carillas dentales son una solución fácil, prácticamente indolora y rápida de implementar, no todos los casos son iguales.
Aquellos casos más complejos, lógicamente, implicarán un precio también mayor. Por lo tanto, hay una variación de precios que impide concretarlos de forma general. Por otra parte, hay que tener en cuenta que, tratándose de una operación estética, no entran en la seguridad social.
Aun así, a título orientativo, para un recubrimiento cerámico el precio puede estar en torno a los 500 euros, y rondar los 200 euros en el caso de las carillas de composite.
En el presupuesto también deberán incluirse otros conceptos, como las pruebas estéticas y de diagnóstico. De igual modo, hay que valorar la profesionalidad y experiencia de los dentistas que van a tratarnos.
A la hora de elegir entre carillas de uno u otro tipo, es importante comparar ambas opciones, valorando sobre todo cuál va a ser su durabilidad en cuanto a resistencia y mantenimiento del color original.
Pagar un menor precio siempre es tentador, pero en estos casos si se puede hacer un pequeño esfuerzo, será recomendable elegir las carillas de porcelana a pesar de su coste superior. Y lo mismo cabe decir sobre el sobrecoste que suele conllevar elegir buenos profesionales, al tiempo que hemos de incluir todas las pruebas necesarias para realizar el proceso de principio a fin, sin saltarnos ningún paso. Solo así lograremos unos resultados óptimos a largo plazo.
Por último, el precio también es relativo. Lo será si con las carillas dentales evitamos otros tratamientos de mayor precio, molestias y riesgo, como aquellos que buscan moldear la forma de la sonrisa o incluso ortodoncias para la corrección de errores de alineación o, pongamos por caso, huecos entre los dientes.
Sin olvidar la posibilidad de sustituir posibles prótesis, como una corona, e incluso la colocación de una dentadura postiza. En estos y otros casos similares, la colocación de las carillas dentales puede revelarse como una solución idónea por sus ventajas, incluyendo la económica. Sin embargo, no siempre es recomendable hacerlo así, por lo que habrá que consultar al especialista en odontología para que nos de su opinión experta