La cirugía de rodilla tiene por objeto la recuperación de una rodilla que ha sufrido una lesión o esta afectada por alguna patología. Se pueden utilizar cirugías mínimamente invasivas, como la artroscopia de rodilla, o bien cirugías abiertas, que servirán para tratar roturas del ligamento cruzado anterior o posterior, lesiones de menisco, defectos del cartílago articular, artrofibrosis de rodilla, fracturas o pacientes con osteoartritis.
Cirugía artroscópica o artroscopia de rodilla: Al igual que en otros tipos de artroscopias se hacen pequeñas incisiones para introducir la diminuta cámara o artroscopia para poder observar dentro y para meter los instrumentos que permitirán la intervención.
Algunos de los riesgos específicos de la cirugía de rodilla son:
La recuperación es rápida en operaciones simples como cartílago o menisco roto. Si se ha realizado una reconstrucción, el recuperarse se demorará unas semanas, y se recomienda el uso de muletas. La rehabilitación es fundamental para una correcta recuperación, deberá iniciarse lo antes posible tras la operación y realizarse de forma coordinada entre el rehabilitador y el especialista que realizó la operación.
Cirugía abierta de rodilla: Se interviene sobre las partes blandas, para reconstruir o injertar ligamentos. También se hacen osteotomías o cortes de hueso sobre la tibia o el fémur. Se utiliza si la lesión afecta a tendón rotulanio, cuádriceps o ligamentos. También se utiliza para reemplazar la rodilla.