La dermatitis se caracteriza por una inflamación de la piel y no es lo mismo que eczema. Tiene diferentes formas de manifestación, como enrojecimiento de la piel, hinchazón o inflamación, picazón o exudación, formación de costras y de ampollas, etc. No es una enfermedad grave o contagiosa, pero si muy molesta y que requiere del tratamiento de un dermatólogo.
Existen diferentes tipos de dermatitis, entre las más frecuentes están:
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La dermatitis seborreica y la dermatitis atópica
La dermatitis seborréica es una enfermedad cutánea que se manifiesta con una erupción de la piel de la cara y cuello cabelludo en forma de manchas rojas y descamativas. Sus causas suelen ser genéticas, una sobreinfección por hongos o zonas con exceso de glánculas sebáceas, y se manifiesta en brotes por estrés o enfermedad.
Se caracteriza, normalmente, por la inflamación del cuello cabelludo, que da lugar al desprendimiento de escamas conocidas como caspa y un eritema facial. Sin embargo, hay casos en los que aparecen durante los primeros años de vida, aunque lo normal es su aparición con los cambios hormonales de la adolescencia.
Es importante que no se confunda con la llamada dermatitis atópica, ya que la primera es una condición más leve localizada en cara y cuero cabelludo, zonas grasas como alrededor de las cejas, surcos nasales o mentón, mientras que la atópica cursa con lesiones en las extremidades, cuello, cara, párpados y zona peribucal. Los dermatólogos son los encargados de identificar uno u otro tipo y de establecer un tratamiento para mejorar su situación y por lo tanto la calidad de vida del paciente, que se ve afectada tanto de forma estética como por molestias o dolores.
Nuevos marcadores genéticos de la dermatitis atópica
Varias instituciones de nuestro país han publicado un estudio en Nature Genetics llevado a cabo a través de una investigación con sujetos sobre las variantes genéticas que se relacionan con las enfermedades autoinmunes y la dermatitis atópica. Esta patología se conoce también como eccema y produce la inflamación de la piel en un 15-30% de los casos infantiles y un 5-10% de los adultos.
Ahora se han identificado nuevos marcadores genéticos realizando un análisis de más de 15 millones de variantes genéticas de poblaciones de ascendencia europea, japonesa, latina y africana a partir de diferentes estudios y controles. Los marcadores identificados más comunes en el estudio son las mutaciones que provocan mutaciones de la barrera epidérmica. Hasta ahora se conocían 20 marcadores genéticos, a los que se unen 10 más identificados en la investigación llevada a cabo por estas instituciones.
De esta forma, se confirma la importancia que tienen los mecanismos autoinmunes en el desarrollo dermatitis atópica, y se abre una nueva vía de diagnóstico y tratamiento para una patología que influye mucho en la calidad de vida de sus pacientes. Normalmente, produce síntomas visibles y picor, escozor y enrojecimiento en algunas áreas de la piel de los pacientes.
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El frío aumenta los síntomas de la dermatitis atópica
El 30% de la población infantil española padece dermatitis atópica, una enfermedad de la piel que se caracteriza por la aparición de sequedad, lesiones y enrojecimiento, además de la descamación y picor.
Normalmente, los síntomas comienzan en el primer año de vida, aunque los brotes pueden aparecer a cualquier edad y prolongarse durante la edad adulta, afectando a casi un 10% de la población.
El frío suele agravar los síntomas, además de los contrastes térmicos y la sequedad debido a la calefacción. Por ello, las células de la piel reciben menos nutrientes y se retrasa el recambio celular, que produce una acumulación de células muertas.
El tratamiento principal es la prevención de los síntomas, que pasa por una adecuada hidratación, a través de productos cosméticos indicados para el tratamiento de la dermatitis atópica y una higiene no irritante, utilizando jabones neutros.
Además, se ha demostrado que la microplata pura ayuda a la prevención de la sequedad de la piel, lo que podría ser parte de un tratamiento eficaz para esta y otras patologías de la piel. Esta crea un escudo que actúa solo en la superficie de la piel y la protege de posibles microorganismos patógenos.