A menudo hemos de someternos a una extracción dental a causa de distintas razones, entre otras, a consecuencia de una caries, una infección o la conveniencia de quitar la muela del juicio. Una vez sustituyen a los dientes de leche, los dientes definitivos pueden durarnos toda la vida. Sin embargo, no suele ser lo habitual.
En este artículo veremos en qué consisten las extracciones dentales, paso a paso, así como otras cuestiones que pueden ser de interés práctico, ya sean los síntomas de infección, el dolor post extracción dental, los principales cuidados tras la extracción y una orientación sobre los precios.
La extracción dental es una solución, dentro del ámbito de la cirugía maxilofacial, que se toma como última opción, cuando no es posible conservar uno o más dientes. Ello no significa que se trate de una situación excepcional.
Muy al contrario, la extracción dental es un procedimiento bastante común que se justifica por motivos como los apuntados, además de otros como que un diente no caiga, impidiendo que otros encuentren su lugar, los tratamientos de ortodoncia, muelas del juicio que resultan dolorosas, un diente fracturado a causa de un accidente.
Los pasos para una extracción dental comienzan antes de la extracción en sí misma. Se trata, en suma, de seguir las indicaciones del profesional en cirugía maxilofacial o en odontología, establecidas para cada caso concreto.
Si existen síntomas de infección, por ejemplo, se realizará un tratamiento con antibióticos de forma previa a la extracción. Igualmente, antes de una extracción el dentista realizará varias radiografías para determinar los detalles del diente: tamaño, forma, posición del diente en la mandíbula u otros aspectos que convenga conocer para que la extracción sea un éxito.
El método más común es la extracción sencilla mediante anestesia local, que consiste básicamente en la remoción del diente con unos fórceps dentales. En casos concretos se requerirá pulir el hueso y también quizá algunos puntos de sutura.
Cuando son varios los dientes que hay que extraer se recurre a la extirpación quirúrgica, por lo general mediante el uso de anestesia general. Si bien aquella es más sencilla, y se realiza en una clínica, ésta suele exigir estar más tiempo en la clínica u hospital y la presencia de un cirujano maxilofacial experimentado resultará fundamental.
El dolor post extracción dental aumentará cuando el efecto del antiinflamatorio que se administra durante la extracción haya desparecido, si bien después también se recetan antiinflamatorios y analgésicos para que el mismo paciente los administre. Bien de forma regular o en caso de que el dolor le resulte difícil de soportar.
Aun así, si el dolor se considera más fuerte de lo que se cree normal es importante acudir al dentista cuanto antes. En particular, cuando además se tiene fiebre y/o se está sangrando, pudiendo ser necesario acudir a urgencias. Son situaciones poco comunes, pero conviene tenerlo en cuenta por si se produjeran.
Por otro lado, los días después de la extracción pueden producirse una complicación postoperatoria conocida como alveolitis seca, que también cursa con dolor localizado. Como su propio nombre indica, consiste en la inflamación del alveolo, pues si ésta fuese más allá habríamos de hablar de una osteítis localizada.
Al margen de estos posibles problemas, es importante tener en cuenta una serie de cuidados tras la extracción. Algunos son de puro sentido común, como mantener una gasa sobre el área para facilitar la coagulación y, por lo tanto, detener la hemorragia.
Se requerirán algunos cuidados con la dieta, como comer alimentos blandos, evitar ácidos como el vinagre o el limón y comida demasiado caliente o fría son otros de los cuidados, además de no fumar ni cepillarse los dientes al menos durante las siguientes 24 horas.
Son muchos los cuidados que, de forma sencilla, nos ayudan a una cicatrización más rápida, alejando posibles complicaciones como la irritación o la formación de llagas o, por ejemplo, el riesgo de hemorragia. Por último, nos ayudará mantener la cabeza elevada y tener paciencia, ya que mantener la calma es también un aspecto clave para que el trance pase de la mejor manera.
Los precios de la extracción dental son relativos, puesto que es uno de los pocos servicios dentales que cubre la seguridad social. Aunque también hay que considerar otros aspectos, como los plazos de espera o la necesidad de realizarse otros tratamientos dentales, en cuyo caso la seguridad social o el seguro privado pueden cubrirlos.
En estos casos, lógicamente, podría sernos útil contar con un seguro dental. De forma orientativa, los precios de la extracción dental varían en función de la situación de la pieza y del diente de que se trate, oscilando de forma importante de una a otra clínica, según denuncia la asociación de consumidores Facua.
En su análisis, las clínicas más económicas cobraban 22 euros por una extracción sencilla, 24 euros, frente a los centros más caros que facturan 250 euros. Por lo tanto, comparar es clave para no pagar precios abusivos, siempre sin que la calidad no se resienta.