La ortodoncia es la especialidad dentro de la odontología o estomatología responsable del estudio y tratamiento de los problemas de oclusión dental, así como de los problemas de malposición de los dientes y huesos y de la corrección de los mismos. El principal problema de unos dientes mal posicionados es funcional, ya que la mordida deja de ser correcta, y se dificulta la higiene bucodental, además de aumentar el riesgo de enfermedades periodontales y caries, de padecer síndrome de articulación temporomandibular, ATM, por hacer más presión en los músculos masticatorios, y más posibilidades de tener dólor de cuello, de cabeza, espalda, etc. También se generan problemas estéticos. El diagnóstico correcto por parte del ortodoncista, o especialista en ortodoncia, es clave, para un tratamiento ortodóntico eficaz.
Las ventajas aportadas por la ortodoncia son múltiples:
El odontólogo o el ortodoncista será el responsable de diagnosticar la necesidad de una ortodoncia, partiendo de la historia clínica del paciente, sus antecedentes odontológicos, exámenes, radiografías dentales, etc. Se realizarán radiografías panorámicas, periapicales y oclusales, fotografías intraorales y extraorales, gamagrafía ósea y resonancia magnética, si fuera necesaria.
Existen determinadas situaciones que recomiendan el tratamiento mediante ortodoncia:
Submordida: Se caracteriza porque los dientes de abajo se colocan muy hacia adelante o los de arriba muy hacia atrás.
Sobremordida: Los dientes de arriba se colocan por encima de los dientes de abajo.
Mordida abierta y mordida cruzada: La primera se produce cuando en la mordida algunos dientes quedan cerrados y otros quedan con huecos. La cruzada, cuando no se colocan exactamente los dientes superiores sobre los inferiores.
Dientes apiñados: Dientes muy grandes y que no tienen espacio en la estructura maxilar.
Separación entre dientes, porque faltan piezas dentales, o hay dientes que no ocupan el espacio que les corresponde.
La ortodoncia puede ser de diferentes tipos:
Los aparatos de ortodoncia pueden ser fijos y removibles y todos ellos tienen el objetivo de presionar suavemente sobre los huesos y sobre los dientes, para moverlos, además de realizar un entrenamiento de músculos y transformación de las mandíbulas.
En determinadas situaciones, puede ser necesaria la combinación de los aparatos fijos y removibles.
Entre los sistemas de implementación de la ortodoncia, está el que consiste en escanear la cavidad bucal, realizando un diagnóstico a través de técnicas 3D que permiten determinar, cómo evolucionará la ortodoncia proyectada en cada paciente semanalmente. Esto permite fabricar diferentes aparatos, de acuerdo con la evolución, que tendrá que ir cambiando el paciente.
También es posible que antes de realizar la ortodoncia sea precisa una extracción de primeros y segundos premolares, superiores e inferiores
Son los más tradicionales, se trata de un sistema fijo y suelen ser de acero. Lo conforma un bracket de metal y un alambre también de este material. Los brackets metálicos tiene un coste menor que los brackets estéticos, y en situaciones muy complejas, pueden tener mayores posibilidades que otros sistemas, permitiendo por ejemplo el desplazamiento de dientes ubicados en el paladar hasta que se coloquen en un lugar correcto. Suelen utilizarse más en niños que no tienen tanta demanda estética como los adultos.
El sistema Damon, es más innovador que los brackets tradicionales, y tiene una actuación más efectiva y cómoda, en su impacto sobre las piezas dentales, debido a que ejerce una fuerza muy ligera, 1000 veces menor que el sistema de brackets tradicional, para mover los dientes, que facilita además que se acople el hueso, dejando espacio para la correcta alineación dental, evitando así las extracciones. Se trata de un sistema complejo, cuyo éxito dependerá de que el ortodoncista sea un especialista en sistema Damon. El tiempo de tratamiento será menor que con los brackets tradicionales, al basarse en brackets de autoligado pasivo. Dentre del sistema Damon, nos encontramos con los brackets metálicos y los estéticos de porcelana, estos últimos, se notan menos, pero también son más delicados y frágiles y tienen un precio superior; todos ellos factores a tener en cuenta a la hora de la elección.
Suelen ser de cerámica, y se ven menos que los brackets metálicos. Son más delicados que los metálicos y se pueden romper fácilmente, por lo que hay que extremar el cuidado. Dentro de esta modalidad nos encontramos con los brackets de porcelana y los de zafiro, que son los más transparentes y con superior calidad.
Este tipo de ortodoncia surge en el año 1996. Tiene un carácter, además de invisible, removible. Consiste en unos alineadores transparentes, que se colocan sobre los dientes y no se ven, se pueden quitar fácilmente para la comida o para la higiene bucodental, sin apenas incomodidad. Los alineadores son totalmente personalizados, y se diseñan de acuerdo con las necesidades de cada paciente, mediante tecnología 3D, que permite realizar un seguimiento también de los movimientos de las piezas dentales, y determinar los cambios, que suele ser cada dos semanas. Se consiguen similiares resultados al sistema de brackets, pero sin que nadie note que llevas un sistema de ortodoncia, con una cómoda higiene bucodental, al poderse remover el aparato fácilmente, sin las rozaduras propias de los brackets metálicos, y reduciendo el tiempo de consulta y el de tratamiento. También existe una versión del sistema Invisalign para los más pequeños, que es de reciente creación, que permite iniciar el tratamiento ortodóntico, antes de la dentición definitiva, gracias a unos ajustes propios de Invisalign.
Es menos conocida que la ortodoncia invisible, se trata de aparatos o brackets colocados detrás de los dientes, que no se aprecian a simple vista y que tienen muy poco grosor. También da respuesta a las cada vez mayores exigencias estéticas de la sociedad. Los brackets son también personalizados, en función de las necesidades de cada paciente y se planifica previamente por ordenador, pudiéndose apreciar cuál va a ser el resultado, antes del inicio del tratamiento. Cualquier persona con problemas de oclusión puede utilizar este sistema, y al igual que en el sistema de brackets convencional, puede aparecer alguna ligera rozadura o molestia al inicio, que irá desapareciendo conforme avanza el tratamiento. También si se da algún problema inicial a la hora de hablar, poco a poco se superará. Para que el resultado sea óptimo, se recomienda colocar los brackets arriba y abajo, para que la mordida sea perfecta.
Las diferencias más importantes entre los dos sistemas son:
Antes, era común ver a niños con ortodoncia para mejorar la colocación de sus dientes. Los adultos no solían recurrir a este tipo de tratamientos, aunque esta es una tendencia que está cambiando en los últimos años. Los expertos recomiendan que este tratamiento se utilice entre los 12 y los 15 años, que es cuando más eficacia presenta, aunque en los últimos años está creciendo el número de adultos entre 25 y 40 años que los utilizan.
Es efectiva en todas las edades, también la ortodoncia en adultos y corrige dientes apiñados, mejora la imagen, previene caries y evita problemas con las piezas dentales, como la pérdida precoz de ellas. Aunque la principal razón por la que se recurre a este tratamiento es la estética, también influye la recomendación del ortodoncista por cuestiones médicas como las indicadas.
Los ortodoncistas son los responsables de los tratamientos ortodónticos. Se trata de dentistas o especialistas en odontología, que han complementado su formación con un par de años adicionales de especialización, que puede ser mediante cursos de postgrado o Máster universitarios, realizados en instituciones debidamente acreditadas. Ellos serán los que evaluarán la idoneidad de uno u otro sistema, teniendo en cuenta, el caso concreto, las expectativas del paciente, a nivel estético y funcional, su edad y el estado de sus dientes y encías.
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