La ovodonación se considera la técnica de reproducción asistida más eficaz. Gracias a ella la paciente receptora recibe óvulos donados de forma anónima, transferidos tras su fertilización para conseguir el ansiado embarazo.
Antes de continuar con la ovodonación es importante distinguir esta técnica de otra similar, como es la donación de embriones, puesto que no hacerlo puede dar lugar a confusiones. Por un lado, tengamos claro que la donación de ovocitos consiste en la donación altruista de una mujer de sus ovocitos para ayudar a otras mujeres a quedarse en cinta.
Por su parte, la donación de embriones alude a la donación de éstos, procedentes de parejas que deciden hacerlo tras someterse a una técnica de reproducción asistida tras la cual deciden donar sus embriones restantes a mujeres o parejas que los precisen.
La ovodonación, por lo tanto, es una técnica de reproducción asistida que ofrece la oportunidad de gestar un embrión a mujeres que no pueden utilizar sus propios ovocitos a través de los espermatozoides de la pareja receptora y los óvulos de una donante.
Así, la donación de óvulos es uno de los procesos de reproducción asistida más eficaces a la hora de hacer posible el milagro de la vida en mujeres que, por diferentes razones, tienen problemas para tener hijos, problemas de fertilidad.
La fecundación in vitro (FIV) con óvulos donados está indicada para mujeres que tienen fallos ováricos, así como a aquellas que no tienen ovarios por haber sido extirpados o por otros motivos, como la menopausia o ser portadora de una enfermedad genética hereditaria que lo aconseje.
También se utiliza en mujeres que sufren abortos de repetición o, por ejemplo, que no hayan conseguido su embarazo con sus propios óvulos tras varios intentos fallidos de FIV. En todos estos casos, entre otros, ya sea por la inexistencia de ovarios o porque éste pierde su capacidad de producir ovocitos sanos, puede ser conveniente recurrir a la ovodonación dentro de un tratamiento de FIV.
La donación de ovocitos es una técnica de medicina reproductiva de gran eficacia, lo cual constituye su principal ventaja, ya que proporciona las mejores tasas de embarazo. Además tiene un alto porcentaje de éxito, con más de un 60 por ciento por ciclo y una tasa acumulada que supera el 90 por ciento en tres ciclos.
Otras ventajas se refieren a no requerir anestesia ni sedación, y tampoco exige estimulación hormonal ovárica ni inyecciones para la paciente receptora, además de minimizar el riesgo de aborto por enfermedades cromosómicas, comunes en pacientes de mayor edad.
El proceso de la ovodonación, en realidad, comienza antes de que la futura madre empiece a recibir tratamiento. Justamente en el momento en el que la donante se somete a un chequeo de salud que incluye un estudio psicológico, cromosómico y genético y, en fin, recibe el tratamiento necesario para la obtención de óvulos sanos.
La paciente receptora, por su parte, debe preparar su útero para mejorar la receptividad, normalmente a través de unos comprimidos y tabletas vaginales con el fin de lograr la respuesta uterina buscada.
Una vez alcanzada la misma, momento clave que los ginecólogos identificarán gracias a una ecografía, se fijará la fecha para la transferencia, si bien previamente a la misma se buscará en el banco de óvulos aquellos que pertenezcan a una donante que sea parecida físicamente a la madre.
De forma paralela, se seleccionan los mejores espermatozoides del semen de la pareja, dejando que sea el más capaz de entre éstos el que logre fertilizarlo. O bien introduciéndolo en el interior del ovocito cuando éstos son de una calidad reducida.
Habida cuenta de que no todos los ovocitos son fecundables y de que, por otro lado, los embriones pueden no desarrollarse correctamente, la transferencia se realiza solo de los embriones que se consideran más viables en esta fase del proceso.
Para finalizar esta fase de cultivo embrionario se precisa de dos a tres días. Tras la selección de los mejores embriones, se podrán guardar embriones mediante congelación gracias a la vitrificación, con el fin de poder realizar futuras transferencias.
Los embriones pueden estar un máximo de cinco días fuera del vientre materno, por lo que la transferencia debe realizarse dentro de este plazo. Es un proceso indooro, que se realiza utilizando un fino catéter, para finalmente esperar alrededor de diez días el momento de la confirmación o no del embarazo.
Conoceremos el resultado a través de un análisis de sangre en el que se puede detectar la presencia de la hormona beta HCG. En caso de resultar positivo, la gestación se desarrollará con normalidad, y de ser fallido, como hemos apuntado, el proceso puede volver a repetirse.
El precio puede variar de forma significativa en función de la clínica en la que se realice, así como de los intentos necesarios, entre otros factores relacionados con las necesidades de cada caso.
Por lo general, se puede financiar sin intereses y, de forma orientativa, podemos afirmar que el precio del tratamiento raramente será inferior a los 5.000 euros. En concreto, una FIV con ovodonación puede costar entre 4.500 y 9.000 euros. Con el fin de abaratar costes, por último, existe la opción de la ovodonación compartida.
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