Podología reumática

La podología reumática es la especialidad encargada del tratamiento de las dolencias en los pies ocasionadas por enfermedades reumáticas y trastornos en huesos y músculos. La podología reumática, en la práctica, trata muy distintas enfermedades que afectan al pie, por lo general derivadas de la deformación o trastornos de distinta índole producidas en huesos y músculos. 

Dolencias más comunes tratadas por la podología reumática

La gota, la artritis reumática o la artritis psoriásica son algunas de las dolencias más habituales. Son patologías que normalmente provocan deformación en los pies y en las uñas, así como problemas en las articulaciones periféricas.

Asimismo, cursan con dolor, hasta llegar a hacerse crónico en la mayoría de los pacientes, por lo que suele ser necesario tomar calmarlo con analgésicos y otras medias, entre ellas el uso de calzado ortopédico.

El pie reumático, por su parte, es una afectación muy común en patologías inflamatorias. Para entender por qué se produce, tengamos en cuenta que, de forma general, las enfermedades inflamatorias o reumáticas afectan a distintas articulaciones.

En concreto, estamos ante un pie reumático cuando las alteraciones afectan a las articulaciones del mismo y provocan dolor y deformidad. De hecho, las causas más frecuentes de consulta éstas.

En cifras, cerca de la mitad de los pacientes con artritis reumatoide tienen síntomas que afectan al pie y al tobillo. Conforme va avanzando la enfermedad, los síntomas son más frecuentes, hasta llegar a alcanzar alteraciones en éstos a los diez años de padecerla, aumentando su afectación.

Aliviar el dolor, clave para el especialista en podología reumática

El alivio de los dolores, en efecto, es uno de los principales objetivos de los profesionales de esta especialidad. Para ello, se realizan los estudios necesarios, con el fin de personalizar las soluciones.

Ortopodología en podología reumática

La adaptación de las mismas puede adoptar la forma de aliviar el dolor a través de la ortopodología, buscando el modo de tratar y rehabilitar las anomalías detectadas en el pie, tanto a nivel muscular como óseo.

En este punto, se orienta la solución a un tratamiento no quirúrgico a través de procedimientos y materiales que permitan aplicar medidas de amortiguación y sujeción adaptadas a cada caso.

Gracias a estas soluciones, por lo general calzados ortopédicos, se reducen los dolores, mejorando la calidad de vida del paciente. Actuar de forma conservadora, por lo tanto, es la opción aconsejada en la práctica de esta disciplina.

Tras un diagnóstico, el tratamiento inicial consistirá en el análisis del caso para la modificación del calzado, además de aconsejarse buenas prácticas cotidianas que aminoren el dolor y, en su caso, eviten el agravamiento de la patología.

Plantillas en podología reumática

El tratamiento también puede requerir la aplicación de plantillas y la receta de fármacos, siempre en función del perfil clínico del paciente. Será durante la evolución de la enfermedad cuando se irán adaptando las medidas correctoras, así como el tipo y/o dosis de analgésicos recetados.

Las etapas iniciales pueden prolongarse más o menos, no existen fórmulas exactas, ni siquiera aproximadas en muchos casos. De forma orientativa, eso sí, el especialista puede hacer una valoración de la evolución de la enfermedad, con el fin de tener una visión de la situación que ayude a estar informados y tomar las medidas oportunas.

Solo en casos extremos se plantea la cirugía. Suelen ser pacientes en los que el tratamiento ortopodológico ha resultado inefectivo, y también en estas situaciones la operación se planteará de forma individual. No siempre se va a realizar una cirugía poco invasiva, pero se tiende a ello, en la medida de lo posible. 

Enfoque multidisciplinar en podología reumática

Al tratarse de una especialidad médica que incluye aspectos podológicos y relativos a la reumatología, ambas especialidades más generales, la podología reumática exige en numerosas ocasiones un enfoque multidisciplinar.

Sobre todo, habida cuenta de que muchas enfermedades del pie o relativas o patologías reumáticas afectan al pie, y de que entre los pacientes hay un amplio número que pertenecen a la tercera edad y requieren un tratamiento coordinado con otras especialidades.

Por otra parte, cerca de la mitad de los pacientes con artritis reumatoide, como apuntamos, tiene síntomas que afectan al pie. O, por ejemplo, a menudo, cuando se sospecha una enfermedad reumática, se realiza una placa radiológica de ambos pies con el fin de realizar un diagnóstico temprano, ya que en ellos se pueden detectar alteraciones.

En el lado opuesto, solo en casos avanzados de artritis reumatoidea o de artropatía psoriásica se debe recurrir al tratamiento quirúrgico del pie, siempre intentando evitar amputaciones. Por lo tanto, solo se recurre a ello tras agotar todos los recursos ortopodológicos.

En definitiva, tanto la reumatología como la podología pueden exigir la aplicación de sus conocimientos respectivos para el diagnóstico y tratamiento de numerosas patologías. En este punto, la podología reumática constituye una especialización adecuada en muchos casos para la realización de un pronóstico y tratamiento correctos, aunque su carácter multidisciplinar puede exigir un abordaje más amplio.

Preguntas y respuestas sobre podología reumática

Publicidad