Las quemaduras son lesiones de la piel o de órganos internos provocadas por el calor o por sustancias químicas, la electricidad, la fricción o incluso las radiaciones. Su origen puede estar en un accidente doméstico o laboral, así como producirse a consecuencia de un incendio propiamente dicho.
Se trata, en efecto, de una lesión traumática que puede obedecer a muy distintas causas y producirse en circunstancias también diversas. Los adultos suelen sufrir, sobre todo, quemaduras provocadas por pitillos encendidos o por las mismas llamas.
Por su parte, los niños suelen sufrir quemaduras leves por el roce del pañal y por tomar el sol en demasía, pongamos por caso. Pero, más allá de la casuística, básicamente, las quemaduras son la consecuencia del contacto de la piel o un órgano interno con una fuente de calor que, como hemos apuntado, pueden ser desde el fuego hasta productos cáusticos o químicos hasta líquidos calientes, el sol o la electricidad.
Las quemaduras, de forma general, suelen distinguirse en tres tipos: de primer, segundo o tercer grado, en función de su severidad, tanto teniendo en cuenta su extensión como su profundidad.
Las quemaduras de primer grado son las más leves, puesto que se trata de lesiones superficiales, que destruyen solo la capa externa de la piel, sin ir afectar a las capas que se encuentran debajo de la epidermis.
Son quemaduras, en suma, que no suelen producir desgarros ni ampollas, presentándose con dolor, enrojecimiento o eritema y una pequeña hinchazón. Las quemaduras solares suelen ser de este tipo y, por lo general, no se produce un daño del tejido a largo plazo.
Las quemaduras de segundo grado son las siguientes en la escala de quemaduras, afectando a las dos primeras capas de la piel. Fundamentalmente, se produce una pérdida de la epidermis y de la capa basal de la dermis, cursando con ampollas y dolor, enrojecimiento e inflamación.
Por último, las quemaduras más graves, denominadas de tercer grado, implican la pérdida de la dermis y de la epidermis de forma profunda, si bien no cursan con dolor por la misma naturaleza de la lesión.
Al haberse lesionado las terminaciones nerviosas del área quemada, la lesión puede ser de color rojo o negro, presentando zonas necróticas y, por otro lado, se puede ver la grasa subcutánea.
Lógicamente, cada tipo de quemadura requerirá un tratamiento distinto, siempre en función de su grado y otras características concretas de cada caso que valorarán los profesionales.
En primera instancia, a menudo son los médicos de cabecera y, como especialistas, los dermatólogos cuando no son internas. Por otra parte, las lesiones pueden ser complejas y requerir un tratamiento multidisciplinar e incluso una cirugía que será llevada a cabo por un especialista en cirugía plástica, estética y reconstructiva.
A su vez, las quemaduras pueden considerarse menores o mayores, siendo aquellas de primer o segundo grado y éstas de tercer grado. Por último, hay que tener en cuenta que un mismo paciente puede tener quemaduras de distinto tipo de forma simultánea.
Dentro de estas posibles diferencias, los riesgos dependen de factores como la ubicación, extensión y profundidad de la lesión, pudiendo provocar en casos graves insuficiencia circulatoria o respiratoria. O, por ejemplo, hay que prevenir infecciones, ya que algunas quemaduras pueden ocasionarlas.
En el primer caso, la insuficiencia circulatoria se produciría en caso de quemaduras especialmente extensas, y la falla respiratoria a su ubicación, por ejemplo, cuando se produce en la cara o se respira humo.
En caso de estar ante una quemadura grave, como es lógico, se debe acudir de inmediato a urgencias, pues requieren atención médica inmediata. De lo contrario, pueden presentarse complicaciones posteriores relacionadas con la cicatrización o las deformaciones e incluso peligrar la vida del paciente.
A la hora de identificar los síntomas de quemaduras, no siempre hay que basarse en lo evidente. Entre otros, observemos si hay ampollas, dolor, shock, piel blanca o roja, tos, mucosidad oscura o sibilancias. Sobre todo, los expertos desaconsejan administrar por vía oral ni tópica nada en casos de quemaduras graves ni ponerla en contacto con agua fría, así como, por ejemplo, evitar retirar la ropa pegada a la piel.
Contactar con profesionales en el menor tiempo posible, llamando por teléfono al número de urgencias es primordial si estamos ante quemaduras graves. En caso de otras quemaduras, es importante estar atentos a los síntomas y, si fuese conveniente, también buscar ayuda médica lo antes posible, sobre todo cuando la sufren ancianos o niños, así como personas con el sistema inmunológico debilitado.
Por último, la prevención es esencial. Educar a los niños y vigilarlos adecuadamente ha de sumarse a una serie de actuaciones, como conocer una serie de medidas de seguridad básicas. Entre otras, ser precavidos a la hora de graduar la temperatura del calentador de agua, al encender velas o, pongamos por caso, teniendo a mano extintores en el hogar o en el lugar de trabajo.
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Avance para evitar la cicatrización de quemaduras
Gracias a los resultados positivos de un nuevo estudio la ciencia dispone de un método no invasivo para prevenir la cicatrización de quemaduras producidas por el fuego.
El nuevo método, desarrollado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv (Israel) y la Universidad de Harvard (Estados Unidos), se ha publicado en el Journal of Investigative Dermatology.
Se trata de una técnica que controla la respuesta natural del cuerpo a la quemadura mediante la emisión de pulsos eléctricos no invasivos ni térmicos para así destruir parcialmente las células de la herida responsables de ocasionar la cicatriz.
Al provocar un daño irreversible en las células del colágeno surgen las cicatrices, lo cual representa para el paciente un problema a nivel físico, psicológico y social. Por contra, gracias a esta tecnología, denominada "PIRE", es posible prevenirlas.
El diez por ciento de las muertes por lesiones no intencionadas se producen por quemaduras ocasionadas por el fuego, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Infosalus, 10 de agosto de 2016