El bicarbonato de sodio es de esos productos estrella que tienen un sinfín de aplicaciones en trucos para el hogar, incluyendo la higiene de la casa y también la limpieza y belleza personal. Entre otros usos, se puede aplicar para el blanqueo de dientes, así como para la higiene bucal. ¿Pero, puede resultar abrasivo, conlleva riesgos para la salud, y realmente es eficaz? En este artículo vamos a dar respuesta a estas preguntas, además de explicar los pasos para una aplicación que minimice posibles riesgos.
Blanqueamiento de dientes con bicarbonato: ¿es seguro?
El peligro que se suele plantear a la hora de blanquear dientes con bicarbonato se refiere a su carácter abrasivo, puesto que podría rascar la superficie de la dentadura o apagar el brillo de los dientes. Es decir, afectaría al esmalte, por lo que cabe temer a dañar el esmalte dental. ¿Pero, realmente es así? Lo cierto es que el bicarbonato de sodio se incluye como ingrediente en numerosas pastas dentales e incluso a la hora de llevar a cabo una pasta dental casera de tipo natural o incluso ecológica.
En este caso, la pregunta es: ¿resulta abrasivo? Nos interesa, por lo tanto, conocer si puede dañar el esmalte dental. Por lo general, aunque sí pulen la superficie de los dientes, pudiendo reducir o eliminar manchas de café, té o nicotina, pongamos por caso, no modifican el color natural del esmalte, ni deterioran éste en individuos con una dentadura sana.
Aunque el bicarbonato es abrasivo, al estar compuesto por micro cristales, también hay que tener en cuenta su modo de aplicación. Si se utiliza con un cepillo con cerdas suaves, y se frota con moderación, de forma no intensiva, podría ayudar a blanquear los dientes.
No por la modificación del mismo esmalte sino por la limpieza que realizaría, borrando en mayor o menor medida las posibles manchas ocasionadas por la alimentación, tabaco o, por ejemplo, medicamentos. Por lo tanto, dentro de estos términos, su nivel de abrasividad, entendida desde un enfoque corrosivo, debe considerarse baja o relativamente tolerable si buscamos blanquear los dientes de forma mecánica.
Cómo blanquear los dientes con bicarbonato
Un uso aconsejado de cepillarse los dientes, a partir de lo apuntado, consiste en agregar unos pocos gramos en el cepillo de dientes mojado y frotar suavemente. El frotamiento debe ser suave y no excederse en el tiempo. Bastará con hacerlo una vez cada diez días, aproxicadamente. Repitiendo de forma periódica, siempre en función de las necesidades estéticas que se tengan, y siendo comedidos.
Blanquear dientes: bicarbonato y limón
Otra opción consiste en blanquear dientes con bicarbonato y limón. Se trata de una combinación que reforzaría el efecto del bicarbonato. ¿Pero, es así? Por un lado, el limón tiene un efecto antimicrobiano con un amplio espectro, por lo que resulta de gran eficacia para combatir infecciones bacterianas y también fúngicas.
En este caso, la proporción es de una cucharada de zumo de citrón por un cuarto de cucharadita de café de bicarbonato de sodio, mezclado con un chorrito de agua. Es decir, haríamos una pasta que emplearíamos como un dentrífico. Por un lado, el limón desinfecta y favorece el brillo de los dientes, mientras el bicarbonato blanquea los dientes gracias a su ligero poder abrasivo. De nuevo, hay que aconsejar una aplicación muy de vez en cuando para evitar el desgaste dental.
Por último, tanto en el caso del bicarbonato de sodio como de su mezcla con zumo de limón, los resultados no son instantáneos, es más, tardan en verse unas semanas o incluso meses, con lo que es fundamental no impacientarse y aplicar de forma repetida, en contra de lo recomendado. El acudir a nuestro dentista de confianza suele ser lo más recomendable en estos casos.
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