El ácido hialurónico es una molécula que forma parte de nuestra piel, siendo el responsable de la hidratación de la misma, de forma natural. Con los años se va perdiendo, haciendo que la piel se vuelva envejecida, sin brillo, razón por la que los tratamientos de ácido hialurónico se han convertido en un imprescindible para controlar las arrugas y, en fin, los efectos del paso del tiempo. Podemos incorporarla en forma de crema, serum, cápsulas o pastillas, así como mediante una inyección para lograr un significativo efecto rejuvenecedor.
El ácido hialurónico se considera el principal material de relleno por su capacidad de retención de agua, ya que es un hidratante, y por generar colágeno; siendo muy utilizado en medicina estética y cirugía estética, además de en dermatología. Se usa fundalmentalmente para rellenar arrugas, cicatrices o también para dar volumen a los pómulos o el mentón, teniendo como gran ventaja que mantiene unos gestos naturales.
La forma de aplicación es inyectándolo en el lugar a rellenar, al que previamente se habrá aplicado un anestésico local. Es un tratamiento poco agresivo, viéndose su efecto al momento. También se puede utilizar en mesoterapia, para hidratar pieles muy envejecidas, con un tratamiento más prolongado.
Es de vital importancia la consulta con un especialista en medicina estética, para garantizar la sustancia que se va a utilizar, así como la cantidad óptima para su organismo, evitando así complicaciones posteriores.
Al ser responsable de la hidratación de la piel, su pérdida provoca un envejecimiento de la piel, que se vuelve opaca y falta de brillo. Recuperar esa luminosidad propia de la juventud, sin embargo, es posible sobre todo gracias al ácido hialurónico inyectable, entre otras formas de aplicación.
Las propiedades del ácido hialurónico son la razón por la que se le considera una molécula milagro a la hora de volver a lucir una piel joven. Entre otras, destaca su capacidad de retención de agua, con lo que tiene un efecto hidratante logrado mediante su aplicación para el relleno de zonas clave.
Igualmente, estimula la generación de colágeno, otro producto estrella tanto en las formulaciones cosméticas como en el área de la medicina y cirugía estéticas. No en vano, el binomio colágeno y ácido hialurónico es tremendamente utilizado en aquellos tratamientos de belleza que permiten obtener los mejores resultados.
Además de la aplicación en la cara del ácido hialurónico (labios, ojeras o arrugas de cualquier lugar del rostro) es posible su hacerlo en distintas zonas, incluyendo en el pelo, concretamente para mejorar su estado y, sobre todo, ayudar a alisarlo eliminando su encrespamiento.
Existen otras muchas zonas del cuerpo donde es posible beneficarse del ácido hialurónico (rodilla, articulaciones, ojos, tejido gingival, etc.), hasta el punto de ser una sustancia muy versátil y haberse convertido en una de las más investigadas no solo en el campo de la cirugía estética, sino también de la medicina en sentido amplio.
Más allá de buscar un efecto anti-edad, a menudo resulta idóneo para el remodelado facial. Desde rellenar cicatrices hasta dar volumen a los pómulos o el mentón sin efecto artificial. Muy al contrario, gracias a la recuperación de la elasticidad de la piel se logran unos resultados muy naturales, que no modifican la expresión.
La forma de aplicación se realiza mediante infiltraciones de ácido hialurónico en el lugar a rellenar, previamente sedado con anestésico local o sin él, pues en muchos casos no es necesario o viene incluido en su misma fórmula.
Se trata de un tratamiento no quirúrgico, mínimamente invasivo, que ofrece resultados inmediatos. Pero aun siendo una aplicación muy segura, pueden aparecer algunos efectos secundarios de forma temporal, como un leve dolor y molestias, sensibilidad, irritación, enrojecimiento o pequeños bultos en la zona. Por lo general, éstos desparecen en un par de días.
En los casos más difíciles, además de combinar con colágeno o botox, el ácido hialurónico se puede utilizar en mesoterapia, como ayuda para hidratar pieles muy envejecidas, con lo que formará parte de un tratamiento más complejo y prolongado.
Antes, durante y en los meses después del embarazo (durante la lactancia) no se recomienda su aplicación, del mismo modo que no están aconsejados a persona que padezcan algún tipo de alergia.
También están contraindicados los tratamientos con ácido hialurónico en personas convalecientes o enfermas, ni se deben aplicar en zonas donde exista un proceso inflamatorio o infeccioso. Otras circunstancias a tener en cuenta son, por ejemplo, estar siguiendo un tratamiento con anticoagulantes.
En general, es esencial acudir a clínicas que nos ofrezcan garantías, así como consular con un especialista en medicina estética sobre nuestro caso para identificar posibles contraindicaciones.
Con el fin de minimizar posibles complicaciones posteriores, en el caso de cumplir con los requisitos para someternos a dicho tratamiento, asegurémonos de que la sustancia que se va a utilizar es un producto puro, de calidad, y lo mismo cabe decir de la clínica y de la profesionalidad de quienes vayan a implementar. Solo así podremos asegurarnos de que se cumplen mínimamente los estándares normativos a la hora de recibir las inyecciones de ácido hialurónico.
El precio del ácido hialurónico variará en función del centro al que acudamos, si bien siempre será mucho más económico que un tratamiento quirúrgico. De forma orientativa, tengamos como referencia un coste de unos 200 euros el vial de ácido hialurónico.
Sin embargo, tengamos presente que el efecto es temporal, puesto que el ácido hialurónico es reabsorbible, con lo que el coste será mayor a largo plazo. Su duración es de varios meses, pero no es posible concretar un tiempo determinado, pues tanto la reacción como su durabilidad dependerá de cada persona, entre otros factores.
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