La disfunción eréctil, popularmente conocida como impotencia, es un problema que suele ser más frecuente en personas con edad, si bien puede producirse en hombres jóvenes. Para hacernos una idea, de los millones de hombres a los que afecta en todo el mundo, se estima que afecta a menos del 5 por ciento de hombres en la cuarentena, rondando el 60 por ciento en hombres de más de 70 años.
Aunque también es cierto que las estadísticas están basadas en estimaciones y, por otro lado, distintos estudios centrados en su incremento entre la población más joven ha concluido que en las últimas décadas su número ha aumentado de forma significativa. Destacan los estudios publicados en el The Journal of Sexual Medicine, que revelan que los menores de 40 años representan ya una cuarta parte de todos los que acuden a consulta por este problema.
En este artículo daremos una definición de esta disfunción sexual masculina, que requiere un diagnóstico para determinar un tratamiento personalizado. No en vano, es esencial determinar las circunstancias y las causas, que no siempre son las mismas, pues, por ejemplo, cuando la disfunción eréctil ocurre en jóvenes, en ocasiones tiene un componente psicológico. Otras posibles causas son problemas neurológicos o vasculares.
Asimismo, veremos cuáles son esas posibles causas, cómo saber si se tiene disfunción eréctil y su tratamiento. Además de subrayar la importancia de la prevención, centrándonos, sobre todo, en los hábitos de vida saludable.
Definir de forma breve y sencilla la disfunción eréctil significa centrarse en la incapacidad de obtener y mantener una erección suficiente para llevar a cabo una relación sexual satisfactoria, con una penetración en vagina, boca o ano. Se especifican estas posibilidades con el fin de identificar aspectos específicos porque, por ejemplo, se requiere una erección más rígida para la penetración anal.
En el caso de que solo se produzca la disfunción eréctil durante la penetración anal, estaríamos ante un tipo de disfunción eréctil específico. Por otra parte, es posible que la erección se pierda durante el coito, en cuyo caso también sería otra forma de disfunción eréctil.
Asimismo, la disfunción eréctil también puede ser leve, moderada o grave, entre otras clasificaciones, como la que diferencia entre los diferentes factores que pueden ocasionarla, clasificándose como orgánica, psicogénica o mixta.
La disfunción eréctil, como hemos apuntado, presenta una alta prevalencia entre los mayores de 40 años, aumentando con la edad. ¿Entonces, qué es la disfunción eréctil en jóvenes? Sencillamente, estamos hablando de un problema cada vez más habitual, que no deja de ser disfunción eréctil, por lo general relacionado no tanto con las causas más frecuentes de disfunción eréctil sino más bien propias de un estilo de vida insano, propio de la sociedad actual. Aunque
Volviendo a la última clasificación apuntada, encontramos que las posibles causas pueden ser orgánicas, psicológicas o de ambos tipos. Ansiedad (en ocasiones por sufrirlo una primera vez, reproduciéndose luego el problema), estrés, una nueva situación sexual o pareja, estados de depresión u otros trastornos psíquicos pueden estar detrás de una disfunción eréctil, mucho más frecuente en hombres jóvenes.
Entre las causas orgánicas más frecuentes, citaremos los problemas vasculares, neurológicos y los trastornos hormonales, especialmente por tener los niveles de testosterona demasiado bajos. Apuntemos también la posibilidad de que el consumo de medicamentos o drogas pueda ocasionar, incluyendo el tabaco y también ser fumador pasivo.
Sean causas psicológicas, orgánicas o mixtas, el especialista o especialistas (podría requerir un abordaje multidisciplinar) realizará las pruebas necesarias para posteriormente prescribir el tratamiento adecuado. No olvidemos que la disfunción eréctil puede ser un síntoma de patologías como la hipertensión o la diabetes.
En cuanto a los síntomas de la disfunción eréctil, obviamente, caben señalar la incapacidad para obtener una erección o también la pérdida de la misma, disminuyendo la rigidez e impidiendo la penetración. Por último, se considera disfunción eréctil la incapacidad de mantener una erección hasta el orgasmo.
Diagnosticar la disfunción eréctil va más allá de detectar un simple problema de erección. Será el especialista, fundamentalmente el andrólogo o el urólogo, quien deberá diagnosticarla a partir de los datos que revelen una historia clínica detallada y un examen que busque las posibles causas.
Junto a la historia clínica y la exploración física se realizan analíticas para identificar posibles factores de riesgo y, según los resultados obtenidos, será o no conveniente realizar más pruebas, como el estudio doppler de pene o un registro nocturno de erecciones.
Al tratarse de un problema en el que influye la psique, independientemente de su origen, un solo episodio puede derivar en un proceso que dure en el tiempo. En otras ocasiones, aun teniendo un papel importante la mente, puede ser un síntoma de enfermedades importantes que deben controlarse cuanto antes. Realizando un adecuado estudio, por lo tanto, la disfunción eréctil puede ser un primer síntoma que ayude a detectar estas patologías.
La disfunción eréctil puede tratarse de distintos modos. Los medicamentos conocidos como inhibidores de PDE5, entre ellos el Viagra, ayudan a lograr y mantener una erección natural. Sin embargo, tienen sus contraindicaciones y en algunas circunstancias no siempre son efectivos, por lo que para su uso se hace necesario contar con la opinión médica.
Otras opciones de tratamiento abarcan otros medicamentos, terapia de reemplazo hormonal, dispositivos mecánicos o incluso la cirugía. Sin olvidar, lógicamente, la importancia de recibir tratamiento para los problemas de salud que se tengan, descartando previamente que la disfunción eréctil sea un síntoma de otra patología de mayor gravedad. En estos casos, el tratamiento debe enmarcarse en un enfoque multidisciplinar.
Y, cómo suele decirse, siempre es mejor prevenir que curar. En este caso, llevar una vida más saludable puede servir de terapia y prevención a un mismo tiempo. En efecto, cuidar la dieta y huir del sedentarismo, así como del estrés pueden hacer una gran diferencia.
El peligro de los fármacos "naturales" contra la disfunción eréctil
Los expertos recomiendan que los pacientes con disfunción eréctil pasen por las manos de un profesional a la hora de iniciar un tratamiento y que eviten los “naturales” que prometen solucionar estos problemas y que podrían llegar incluso a ser perjudiciales para la salud, debido a la mezcla de ingredientes que poseen y que en ocasiones no se especifica.
La Agencia Norteamericana del medicamento alerta de que algunos de estos tratamientos incluyen ingredientes que no vienen especificados en su composición. De hecho, ha identificado más de 300 que no son del todo sinceros a la hora de hablar de sus componentes, lo que podría provocar alergias o reacciones entre diferentes ingredientes con resultados poco deseados por los enfermos.
Además de revelar componentes que no eran detallados en el listado que se enseña al público, numerosos laboratorios han encontrado que algunos de estos fármacos incluyen cantidades demasiado altas de un ingrediente o combinaciones que podrían llegar a resultar muy perjudiciales para quien las toma. Es importante que un experto en urología reconozca el problema del paciente y de la solución más adecuada para su caso concreto, además de realizar un seguimiento para ver su evolución y un ajuste del tratamiento.
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