La oncología ginecológica es la subespecialidad dentro de la ginecología que se encarga de estudiar, diagnosticar y tratar los procesos tumorales que afectan al aparato reproductor en las mujeres. Los tipos de cáncer que se tratan afectan principalmente al útero, a la vulva, a los ovarios, a la mama y al cuello del útero. La prevención y el diagnóstico precoz son claves en estos ámbitos de intervención.
La prevención y diagnóstico precoz se aplica sobretodo al cáncer del cuello del útero, ya que a traves del papanicolau o citología cervical, es posible la detección de lesiones precancerosas y su tratamiento con éxito.
La prevención incluye la disponibillidad de las mujeres para realizarse controles de rutina, los programas de detección precoz se orientarán sobretodo a pacientes en situación de mayor riesgo, como son:
Existen revisiones anuales en oncología ginecológica, que incluyen la realización de pruebas diagnósticas como la ecografía vaginal, las pruebas relacionadas con el virus del papiloma humano, HPV o el estudio de la mama mediante resonancia magnética y mamografía digital.
Los síntomas dependerán del tipo de tumor, sin embargo, algunos son comunes a todos:
El tratamiento de los cánceres y tumores ginecológicos, combinará tres técnicas, la quimioterapia, a través de medicamentos, la radioterapia, mediante radiación y la cirugía, que puede ser tradicional o laparoscópica, con el objetivo de extirpar las células cancerosas. También se pueden recomendar por parte del ginecólogo el uso de los tratamientos aisladamente.
Nuevos hallazgos sobre el cáncer de ovario
Investigadores de la Universidad de Michigan han descubierto que las células cancerígenas del ovario se multiplican de una forma predecible, lo que podría suponer un gran avance en su tratamiento. Las células de este tipo se multiplican una vez de forma predecible y las resultantes vuelven a hacerlo, de forma que se crean varias generaciones de células malignas que desarrollan esta afección.
Descubrir este proceso de multiplicación con patrón podría garantizar el éxito de tratamientos que bloqueasen la creación de nuevas células a partir de otras más antiguas, lo que evitaría que el cáncer se extendiese. Cuando más se multiplican, mayor riesgo hay para el paciente.
Una de las principales ventajas de este estudio es que se desarrolló con tejido humano, y no sobre ratones, lo que incrementa su eficacia y puede suponer un gran avance en su aplicación. Esto supondría un paso adelante en la generación de nuevos tratamientos que podrían ser aplicados por los especialistas en ginecología y en oncología, con una mayor efectividad en la lucha contra el cáncer de ovario, no solo aumentando las posibilidades de erradicarlo, sino evitando que se extienda, lo que mejoraría las previsiones de los pacientes. Además, sienta las bases de investigaciones más concretas sobre este tipo de tumor.
Imagen: Fæ en Wikimedia