Las suprarrenales son unas glándulas que se sitúan encima de los riñones, y producen diferentes tipos de hormonas. La noradrenalina y adrenalina es producida por la parte interior de las suprarrenales o médula y la parte exterior o corteza produce aldosterona, cortisol y hormonas masculinas, todas ellas esteroides.
El mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales, básicamente una anormal producción de hormonas, puede ser el origen de distintos desarreglos que, por lo general, es importante diagnosticar cuanto antes.
Cuando hablamos de un trastorno de las glándulas suprarrenales nos referimos fundamentalmente a una producción de hormonas mayor o menor de lo normal. De este modo, se pueden producir variados problemas de salud, ya que son hormonas que controlan diferentes funciones del cuerpo.
Antes de seguir centrándonos en su mal funcionamiento, definamos de forma sencilla el concepto de glándulas suprarrenales desde el punto de vista de la histología, la parte de la anatomía centrada en el estudio de los tejidos de los seres vivos.
Diremos, por lo tanto, que estamos ante un órgano par del sistema endocrino que tiene forma triangular, recordando a una pirámide aplanada. Ambas situadas en la parte superior externa de los riñones y, cada una de ellas, a su vez, está dividida en dos partes, con funciones propias.
En la capa externa o córtex, la glándula adrenocortical produce varias hormonas, como el cortisol, la aldosterona y hormonas sexuales, cuyas funciones van desde la regulación del metabolismo, la distribución de hidratos de carbono, grasas y proteínas hasta, por ejemplo, afectar a la presión arterial, a la absorción de sodio, potasio y participar en funciones sexuales y reproductivas.
En el núcleo interno, la glándula suprarrenal produce adrenalina y noradrenalina, cuyas funciones no son menos importantes. De forma global, su acción se orienta a poder hacer frente a situaciones estresantes, puesto que estimulan los receptores nerviososo y defienden al organismo de agresiones externas.
Los síntomas de una deficitaria producción de estas hormonas son diversos, dependiendo de cuál se trate:
Uno de los trastornos más comunes de las glándulas suprarrenales está relacionado con el estrés. Para entender fácilmente el problema, pensemos en una situación conflictiva o tensa que pueda producirse en un momento determinado. Justo entonces, éstas entran en acción de forma puntual, puesto que estamos ante una situación de estrés ocasional.
Sin embargo, también pueden activarse de forma más frecuente o continuada, con lo que nos encontraremos ante una situación de estrés constante que puede afectar de forma importante a nuestra salud.
En el mundo moderno, el estrés es habitual y, a consecuencia de ello, el cuerpo no puede recuperar el equilibrio, pues se encuentra en estado de alerta constante. Es entonces cuando las glándulas sufren un agotamiento que, a menudo, es responsable de una serie de síntomas.
De forma genérica, volviendo a lo apuntado en la introducción, los problemas relacionados con la disfunción de las glándulas suprarrenales pueden causarlas tanto un funcionamiento demasiado bajo o todo lo contrario, ocasionándola una producción acelerada de las hormonas de que se trate.
A consecuencia de ello, pueden aparecer síntomas de distinto tipo, muchos de ellos incapacitantes, así como enfermedades de mayor o menor gravedad. Desde una fatiga crónica y sensación de ansiedad permanente (síndrome del burnout) hasta la disminución de la líbido, bajadas de tensión, dolor en las articulaciones, alergias o, pongamos por caso, una afición desmedida por los productos muy dulces o salados.
Existe también un amplio abanico de enfermedades relacionadas con estos desequilibrios. Por citar solo unas pocas, además del cáncer, el síndrome de Conn o la enfermedad de Cushing, la alteración de las glándulas suprarrenales puede ocasionar una insuficiencia renal.
El diagnóstico de trastornos de las suprarrenales se realizará mediante análisis de sangre y de orina por parte de los especialistas en endocrinología. Por lo tanto, lógicamente, cada caso debe tratarse de forma individualizada para así llegar a un diagnóstico y tratamiento adecuados.
La forma de tratarlos es administrando la hormona que es deficitaria con carácter sintético, por ejemplo, hidrocortisona para la falta de cortisol, testosterona para andrógeno deficitario.
En muchos casos, los trastornos relacionados con disfunciones de las glándulas suprarrenales, relacionados con el estrés mejoran o incluso desaparecen atacando las fuentes de estrés. Es decir, buscando el modo de mejorar nuestro estilo de vida haciendo cambios en la dieta, la actividad física y otros medios que puedan ayudar a manejar el estrés, en ocasiones incluso recurriendo a la meditación, los fármacos o la medicina alternativa.
Es clave lograr una buena calidad de vida integral, es decir, en la que se incluya una dieta equilibrada, una vida no sedentaria, relaciones sociales sanas, momentos de ocio que permitan relajarse y un sueño reparador. Aunque no siempre es suficiente con este tipo de medidas.
Por un lado, estas pautas saludables no solo ayudan a reequilibrar la producción de las glándulas suprarrenales, sino que además permiten su aplicación de forma preventiva. Pero solo parcialmente, en algunos casos, puesto que existen otras razones que pueden estar detrás de este tipo de trastornos.
Entre otras posibilidades, el origen del problema podría ser alguna medicación, alguna enfermedad o la influencia de otra glándula que esté relacionada de algún modo con la función de las glándulas suprarrenales.
Si se padece una enfermedad más compleja relacionada con las glándulas suprarrenales, los especialistas en endocrinología realizarán los exámenes médicos pertinentes. En caso de necesitar la participación de otros profesionales, por último, se llevará a cabo un diagnóstico y/o tratamiento multidisciplinar.
Imagen: Bjecas en Wikimedia